EPISODIO 5 - Voyage autour du monde de la famille LOPEZ RUBIO à bord de CABRANIA

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EPISODIO 5

EL DIARIO DE ANGELES


El parque Nacional de Jasper, al norte de Banff, ocupa una superfície mayor que éste. Con una naturaleza en estado puro, resulta exhuberantemente salvaje. Poblado igualmente por osos, alces, bambis, coyotes, lobos, pajaritos miles, y algunos más, dispone de muchos lagos de origen glaciar. El Lago Peyto es de gran belleza y merece la pena hacer un paseo por un hermoso bosque, para llegar hasta un cortado desde el cual se tiene una buena vista del mismo.

El transcurso del cañon de Río Maligne (río Maligno) se disfruta con un paseo entre bosques húmedos, cuyos suelos son de formación cárstica. Imagináos como debe de ser el río y cual debe ser su corriente para que un fraile francés lo bautizara con ese nombre cuando intentando cruzarlo a lomos de su mula, casi perece en el intento.
Resulta impresionante ver la acción del agua esculpiendo, a lo largo de los siglos, verdaderas maravillas en la roca granítica : calderas, desfiladeros, cuevas, cascadas... Se calcula que la erosión es de apenas unos milímetros por año. Este cañon, que no es de los mas profundos, pero tiene una configuración muy bonita, cuenta con una profundidad de 50 m en algunos puntos.
Y de nuevo abandonamos un nuevo parque nacional, plagado de osos, sin haber tenido ni el menor avistamiento. Otra vez será...


Ahora le toca el turno a la ciudad de Vancouver, la perla canadiense de la Costa Oeste.
Ciudad costera, de tamaño medio, disfruta de un microclima que hace que la vida sea cómoda y agradable.
Las calles, amenudo con importantes pendientes, hacen que el centro parezca más alto de lo que en realidad es. Al contrario que en otras ciudades, los rascacielos no solo estan destinados a usos comerciales, financieros o de negocios, en Vancouver también existen muchos de viviendas, que a juzgar por la apariencia, deben de ser de lujo.

Un bonito puerto deportivo, puerta de la ciudad al Océano Pacífico y playas urbanas, le añaden atractivo.
Vancouver dispone de un gran parque, Stanley Park, en forma de península, donde además de relajados paseos, puedes visitar el aquarium, exposiciones de tótems indios al aire libre, pescar, ir en bici... relajarte.

Nosotros decidimos pasar prácticamente todo el día en el aquárium, donde se exhiben ejemplares de belugas, ballenas de pequeño tamaño totalmente blancas que solo se pueden observar en Tadoussac (Canadá). También había una importante muestra de anémonas y medusas, increiblemente bella por sus formas y brillantes colores.

El mercado de Granville Island, en realidad es una isla conectada a Vancouver por puentes sobre el mar, que pasó a ser una zona urbana en desuso, cayendo en el olvido. Hace ya un tiempo se ha reciclado para convertirla en un área muy frecuentada dedicada a las compras, pero de una manera un tanto especial. Los antiguos edificios se han recuperado para instaurar mercados gastronómicos muy populares, galerias de arte, tiendas de artesanía, talleres de artístas, restaurantes chics... Todo ellos hace que el paseo sea ameno y distraído.
Vancouver es nuestro último puerto en tierras canadienses, apartir de ahora de nuevo en los EE.UU, al cual regresamos entrando por el estado de Washington, cuna de Starbucks y Microsoft, cuya principal ciudad es Seatlle.

Seatle es una ciudad tranquila y apacible, donde no debe ser complicado vivir. Dispone de un centro histórico con edificios de ladrillo rojo, actualmente ocupados por restaurantes y tiendas de todo tipo.
Resulta curioso como lo que los yanquis llaman “histórico” solo cuenta en el mejor de los casos con 15o años de antigüedad... nada que ver con el concepto de histórico, que en Europa u otros lugares, toma su más amplia magnitud para remontarse a 4.000 años o más A.C.
En Seatle es difícil encontrar a alguien que no trabaje en temas realacionados con informática, pues es la cuna de la todo poderosa Microsoft.

Hay un mercado el Pike Place Market, muy curioso y divertido. No está pensado ni ideado para turístas, por lo que todo lo que allí se vende está abierto al público en general de la ciudad. Se trata del antiguo mercado que conserva su original estructura y que se convierte en un constante hervidero de curiosos y clientes, que le confieren un ambiente peculiar muy animado.
Con una amplia y variada oferta de productos, puedes encontrar desde ungüentos indios hasta grandes pescados que los propios marineros, que  actuan de vendedores, se van lanzando entre ellos como si se tratase de balones, al tiempo que entonan canciones a pleno pulmón.

Al salir del mercado encontramos un par de payasas actuando en la calle. Por supuesto Ion no quiso perderse la actuación. Así nos enteramos que, no solo conocían Andorra, sinó que estaban pensando en desplazarse hasta allí el próximo verano para acudir al Festival de Payasas. Tomé una de sus targetas de visita con la intención de facilitarles toda la información al respecto que pueda recavar.

El paseo por Seatle ha resultado agradable, sin demasiados encantos en particular y sobretodo... SIN RASTRO DE CHRISTIAN GREY, por ningún lado.

En nuestro camino de descenso de la costa Oeste norteamericana, siempre pegaditos al Pacífico, hacemos un alto para ir a conocer el impresionante Monte Santa Elena.
Los bosques de avetos que tapizan las montañas del Parque Estatal del Volcán, son verdaderas maravillas, que confieren un aspecto aterciopelado a un entorno que ha sufrido de manera espectacular las incontenibles fuerzas de la naturaleza.

La última gran explosión del volcán Santa Elena, el 18 de mayo de 1980, provocó el desplome casi total de la cara norte del volcán, arrasando de manera majestruosa una enorme sección del cono y del cráter del mismo, generando un desprendimiento de tierras, lodo y nieve, considerado por lo geólogos como el mayor de la historia. Os podeis imaginar la destrucción total que se genero en una amplia zona que alcanzo varios cientos de kilómetros y el arrollador desastre ecológico que modificó para siempre los ecosistemas y la vida en la zona afectada.
Nos impresionó ver los gruesos depósitos de ceniza que, aún hoy día se aprecian con claridad a ambos lados de la carretera de acceso, aprisionando enormes troncos caídos y carbonizados en parte.
Ya en el centro de visitantes del parque, las privilegiadas vistas del cono y del cráter, parcialmente desmoronados, són escalofriantes.
En el centro, una filmación reproduce de manera muy didactica e interesante, el antes y el después, el cómo y el porqué...
También se ofrece información detallada sobre la recuperación y regeneración post erupción, así como de las siguientes erupciones, de menor consideración, que se han sucedido desde el año 2004 en varias ocasiones, que mantienen a los vulcanólogos en permanente vigilancia.
Merece la pena desviarte de la ruta, porque la experiencia es sin, duda alguna, inolvidable.


Rumbo al estado de Oregón por la Pacífic Scenic Parkway, una carretera pintoresca que bordea todo el litoral marítimo, bordado de pueblecitos, alguno de ellos encantadores.

Los estados de Washington y Oregon resultan agradablemente salvajes, donde el modo de vida que se respira es sencillo y más auténtico que en otros lugares del país.

Y llegamos a California, el mayor estado del país tanto en superfície como en habitantes, séptima economía mundial, sede del famoso Silicon Valley, útero de la moderna informática y internet.
Los primeros europeos en explorar California fueron los españoles en la década de 1540 en busca de la legendaria ciudad del oro, El Dorado. Cuando no la encontraron abandonaron el territorio, dejándolo prácticament vacío. No fué hasta 1769 que regresaron, en la época de la Misiones, para instaurar 21 misiones franciscanas que recorrían el territorio de California de Sur a Norte, de San Diego a Sonoma, a lo largo del Camino Real que las conectaba entre sí.
La historia de las Misiones, me ha resultado francamente apasionante. Los franciscanos, muy debotos de Dios y del Rey, establecían pequeñas misiones, donde se trataba de cristianizar a la población india y transmitirles métodos y técnicas agrónomos, implantar nuevos cultivos, elaboración de productos... A cambio los indios conversos recibían del rey la firme promesa de recuperar sus tierras, gestionadas por las Misiones, al finalizar 10 años. Cómo os podeis imaginar tales promesas nunca fueron cumplidas, motivo por el cual algunos indígenas se revelaron, quemando algunas misiones. Las refriegas eran siempre sofocadas por el ejército, provocando gran número de bajas entre los indios sublevados.
Después de este periodo, en 1821, y tras su indepencia de España, México anexionó la actual California estadounidense, conocida como Alta California en la época a la actual Baja California, estado mexicano aún en la actualidad. Tras un breve espacio de tiempo los mexicanos gobernaron California, hasta que en 1846-1847 la guerra mexicano-estadounidense devolvió el gobierno al recien creado EE.UU. En 1848 se descubrió oro en California, esto daría lugar a una de las épocas de mayor auge económico del estado.

Son muchas las maravillas que encierra California, tres de las mayores ciudades del país : San Francisco, Los Angeles y San Diego, una agricultura floreciente y la mayor concentración de parques nacionales y estatales.
También es el estado latino por excelencia, con una gran parte de su población de origen hispano, en particular mexicano, donde los nombres españoles nos recuerdan constantemente el pasado hispánico de la tierra californiana.

Primera parada en California el Red Wood National Park, uno de los tres parques nacionales patrimonio de la Unesco, en donde observar de cerca la magnificiencia de la Secoyas de la Costa, los árboles más altos del mundo.
No creo poder describir con palabras las sensaciones que te inundan cuando paseas a la sombra de tales gigantes. Irradian nobleza y sabiduría, te conquistan el alma y los sentidos hasta lo más hondo.
Aunque no son los árboles que más longevos, título que ostentan las Secoyas Gigantes, la variedad de secoyas de la costa, las Redwood, son con diferencia las más altas alcanzando fácilmente los 90 m en los ejemplares maduros y los 3.000 años de vida.
Su nombre se lo deben al intenso color rojizo de su madera, recubierta por una corteza de 60 cm de grosor rica en taninos, que isla al árbol del ataque de hongos, insectos y otras bacterias que reducirían de manera considerable su vida. Tanto es así que los ejemplares caídos, tardan montones de años en descomponerse, pués su escudo protector los protege incluso después de la muerte. La acción continuada de la lluvia consigue por fin lavar el tanino de la madera, volviéndola vulnerable a los agentes responsable de su degradación.
En nuestro afán por conocer más de cerca estos entrañables gigantones, nos dispusimos un día a emprender una caminata que resultó de ser de 22 km a lo largo de un sombrío bosque, donde la quietud y el silencio, el encantador aroma húmedo y la ténue luz solar que milagrosamente logra penetrar hasta el suelo, acompañaron nuestros pasos hasta el cañón de un gracioso riachuelo cuyas paredes verticales estaban totalmente recubiertas con cascadas de helechos que rezumaban agua y humedad: sencillamente maravilloso... y agotador !!!.

En ruta de nuevo hacia el sur, a través de la “Avenida de los Gigantes” un trayecto de unos 56 kilómetros de carretera de dos carriles, a través de un espeso bosque de secoyas Redwood. Una verdadera gozada que a todos nos conquistó; circular flanqueados por la inmensa verticalidad de troncos interminables, desafiantes al tiempo...


Por fin San Francisco. Que bella ciudad! Adorable!. De ambiente convivial y multicultural, está abierta al océano y a cualquier influencia positiva que tenga a bien llegar hasta su hermosa bahía, cuya entrada, tan bien custodia, el mítico Golden Gate.  ¿Cuántas parejas no se habrán jurado amor eterno paseando por los parques alrededor del famoso puente?.

Durante nuestra estancia en San Francisco, tuvimos la suerte de coincidir con la celebración de la America Cups de vela, una de las más reputadas regatas de veleros. Luís, gran amante de la vela, disfrutó viendo alguna de las pruebas que se disputaban.
Hemos descubierto con gran sorpresa y satisfacción que las calles extremadamente empinadas (pendiente de infarto con el 30 % o más) bordeadas de casas victorianas de elegantes colores pastel, no solo son un ejemplo aislado, que por su particularidad aparece en todas las películas, como cabía esperar. Nada más lejos de la realidad. La totalidad de la ciudad sigue el mismo patrón : calles que suben y bajan sinuosas, superando las multiples colinas sobre las que se ha edificado la ciudad y una arquitectura común, casas de estilo victoriano de máximo tres plantas de altura (baja, primera y segunda), pintadas en una armónica gama de colores en tonos pastel, perfectamente combinados que confieren a la ciudad una imagen sumamente elegante y distinguida, sin que ello resulte ni ostentoso ni pretensioso, sino un lugar dónde me encantaría vivir.
Por suerte que el clima de California hace poco probable nevadas en San Francisco, ya os podeis imaginar porqué.
La escasa altura de las casas y la falta de rascacielos, apenas alguno aislado, le da un aspecto, cuando se la contempla desde la lejanía, que a mi se me antoja como de pueblo del sur de España, con sus lomas, sus casitas bajas encaladas... en fin muy andaluz, solo que sin gazpacho.
Este urbanísmo tan particular, es el responsable que la ciudad ocupe una extensión tan grande, pues para poder alojar a todos sus habitantes en viviendas de las características que os he comentado, es necesario que se desparrame literalmente por toda la superfície alrededor de la bahía, centro de la actividad y alma de la ciudad, como podeis suponer.
Ha sido un verdadero placer visitar San Francisco y, como no... montar en su histórico cable car (funicular), con montones de personas colgadas por el exterior, que recorre algunas de las arterias principales. Ion se lo pasó en grande, gritando como un loco cuando subía y descendía por las empinadas calles.
La zona del puerto Fisherman's Wharf está repleta de baretos, tiendas de suvenirs, ropa y mucha, mucha animación. Un lugar entretenido para pasear y comer o beber algo.
Visitamos un muelle en donde hay una exposición permamente de navíos históricos originales, muy interesante y también divertido. Curiosear los camarotes, cocina, baños, bodegas, despensas... de un barco con 100 años de antigüedad que navegó durante muchos años cruzando el océano desde San Francisco a Oregon, Alaska y por fin Europa, transportando, madera de Oregon, trigo de California y salmón de Alaska, y regresando al Nuevo Mundo cargado con mobiliario de estilo, telas, porcelanas, incluso pianos...

Os estareis preguntado... y que pasa con el Chinatown?. Pues bien, debeis saber que el Chinatown de San Francisco es el único que merece la pena visitar de todos los que existen en otras grandes ciudades, incluída Nueva York.
Aunque adornado como para celebrar un festival chino (supongo que para darle un atractivo turístico añadido) está repleto de bares y restaurantes (turísticos y de uso autóctono) tiendas de artículos chinos de todo tipo: frutas, verduras, comida en general, hierbas medicinales, ropa, supuestas antigüedades, suvenirs, joyerías, todo tipo de cachivaches... pero medianamente bien configurado y decorado, sin que resulten simples chiringuitos de mal gusto, la mayoría, tampoco hay que ser tan optimista.

Visitamos algún templo, curiosamente situados en la última planta de una casa donde el resto de plantas estan ocupadas por terapeutas chinos, sin nada de particular, ni nada que destacar salvo la inmundicia y la mugre que rodeaba el templo por dentro, fuera, arriba y abajo. Qué manera más delicada de cuidar de sus dioses? Eso si el ambiente era denso, casi irrespirable gracias a las decenas de baritas de incienso quemando, que le conferían al lugar algo de misticismo... algo, no demasiado, porque el chino de turno esperaba afanosamente el donativo que es voluntariamente obligatorio.

El barrio con un sabor latino más profundo es Mission, no muy recomendable por la noche, pero muy vivo y cálido durante el día. Ahí se encuentra la sexta misión de las 21 misiones que fray Junípero Serra, monje franciscano, fundara en California. Conocida popularmente como La Dolores, es el edifico más antiguo de la ciudad, y aunque solo se trata de una humilde construcción de estilo colonial, construïda con adobe y encalada por fuera, me complece contemplarla justamente por su sencillez que me inspira quietud y serenidad.

Dejamos San Francisco para dirigirnos al norte, hacía el valle del vino, el Wine Country, cuyas principales poblaciones son Napa y Sonoma.
Es un pareje tranquilo y relajante, lejos del ajetreo y el bullicio de la ciudad, repleto de bodegas y viñas, que se ha convertido en el segundo mayor atractivo turítico de california.
Napa es la más turística y nos la hemos saltado para dirigirnos directamente a Sonoma. Nos ha parecido una maravilla, un pequeño pueblo con sabor colonial, donde la vida transcurre sin prisas, saboreando un buen vino, como debe ser. Dispone de una misión la de San Francisco Solano y otros edificios de la misma época.
Lo más curioso de todo es que mientras estabámos en Sonoma, yo me estaba leyendo una novela de María Dueñas titulada Misión Olvido, que rememora la historia de las antigüas misiones en California y que menciona muy especialmente la de Sonoma. Pura casualidad, pero me resultó excitante leer una novela sobre lo que estaba disfrutando en vivo y en directo!
Por supuesto hicimos cata de vinillos de la tierra y compramos algunos, no muchos porque el precio es muy caro.

Rumbo al Gold Country, que como podeis deducir del nombre, Valle del Oro, donde se encontró oro allá por el 1848, atrayendo miles de mineros y buscadores sedientos de fortuna, de todos los confines del mundo.
Es una serie pueblecitos, fundados en el lugar donde se emplazaban las minas, la mayoría de ellos caídos en el olvido, de aspecto más bien fantasmagórico, pues en la actualidad poco queda de vida en ellos, salvo algunos restaurantes y hoteles que recrean antiguos edificios.

El país del oro nos conduce a Sacramento que, pese a ser una ciudad provinciana con apenas 400.000 habitantes, es la capital del estado.
Puntos de interés en la capital : el Old Town, una zona de la ciudad donde se conservan la mayor parte de los edificios catalogados como históricos del estado de California. Son unas cuantas calles con edificios al más puro estilo  Far West, con aceras elevadas, de entarimado de madera como aquellas que tantas veces hemos visto en los western. En la actualidad los edificios estan ocupados por comercios especializados, decorados como antañom tales como : confiterias, ferreterias llenas de utilensios de época, bares tipos “saloon” a los que solo faltan los caballos atados fuera, los disparos y el wisky a raudales.
La antigua ferreteria nos encanto, pues es uno de aquellos lugares donde puedes encontrar de todo, hasta lo más inverosimil, artículos que ya dabas por totalmente desaparecidos del panorama moderno.
También la escuela nos gustó, con su pequeños pupitres, sus pizarras individuales, la estufa en el centro del espacio, los percheros al fondo llenos de gorras de niños y sombreros de niñas y por supuesto la maestra, una voluntaria también de época, que en visitas escolares recrea como debió de ser una clase. Igualito a “La Casa de la Pradera” casi me parecía ver a Laura Ingalls y sus hermanas atendiendo a la clase.

El Capitolio, sede del gobierno estatal de California, es un edificio neoclásico de  grandes dimensiones que recuerda al Capitolio de Washington D.C. Hicimos una visita guiada durante la cual pudimos presenciar una sesión real de la cámara alta y otra del senado.
Ver a los políticos en acción es una pasada, qué de trabajo hacen!, como podeis imaginar : mucho chateo con el móbil, mucha tablet con skype, mucha conversación por lo bajini, en fin mucho escaqueo... y eso que se trataba de sesiones importantes, y no de pura rutina, pues se estaban votando leyes.
En el estado de California existe una ley que reconoce el derecho de los ciudadanos a acudir a las sesiones de gobierno.

Próxima parada Yosemite National Park, patrimonio de la Unesco.
Hemos tenido suerte de poder visitar el parque, pues ha estado cerrado hasta hace pocos días debido a un gran incendio que ha desolado gran parte del parque.
En Yosemite la formaciones de granito son gigantescas, inmensos monolitos de entre los cuales destacan dos : el Capitan, meca de los más intrépidos escaladores, y el Half Dom (Medio Domo) y como su nombre indica es un enorme bloque de granito cuya forma peculiar se debe a la erosión.
Puesto que nuestra visita ha scoincidido con el final del verano, el estado del parque era muy seco en general : el rio con escaso caudal, los lagos secos y lo más triste, la impresionante Cascada Yosemite, que por ella sola ya es motivo suficiente para acercarse hasta aquí, también estaba seca. En fin otra vez será; no hay duda que la mejor época del año para visitar Yosemite es durante el deshielo, la primavera hasta principios de junio, momento en que las praderas son tapices cubiertos de flores silvestres de todos los colores y el agua lo inunda todo, llenando todos los rincones de vida.
Desde Glacier Point, las vista panorámicas sobre el valle glacial de Yosemite, son francamente formidables. La imponencia de las montañas sobrecoge el alma, te impregna de la serenidad y la eterna pureza de la Madre Naturaleza en su máximo esplendor.
Salimos de Yosemite a través de Mariposa Grove of Gigant Secoias, una arboleda en la que se encuentra el Grizzly Giant, un ejemplar de secoya gigante de 1700 años de antigüedad. Otros gigantescos ejemplares lo custodian, alguno de ellos tiene el tronco tan grueso que incluso se ha recortado un túnel en él; tiempo atrás otro túnel de idénticas características era frecuentemente atravesado por coches. Por desgracia el ejemplar en cuestión sucumbió ante un exceso de nieve en sus ramas que no soportaron el peso.

 
 
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