EPISODIO 7 - Voyage autour du monde de la famille LOPEZ RUBIO à bord de CABRANIA

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EPISODIO 7

EL DIARIO DE ANGELES

Al margen de las excepcionales experiencias que los lugares que visitamos nos ofrecen, a veces se le presentan a uno situaciones humanas admirables, en los sitios más inusitados.
En la ciudad de San Diego (California) acudimos a una lavandería a hacer la colada, como acostumbramos a hacer cada quince días. Habitualmente las lavadoras funcionan con monedas de un cuarto de dólar (25 centavos de dólar). En primer lugar hechas el detergente en el interior de la máquina, luego colocas la ropa a lavar, metes las monedas correspondientes y la pones en marcha. Siguiendo el esquema que os acabo de describir, llené dos lavadoras. Cuando llegó el momento de meter las monedas, !sorpresa! no funcionaba con monedas sino con tarjeta de lavados. No disponíamos de esa tarjeta y tampoco sabíamos donde obtenerla pues en la lavandería no había ningún responsable. Para entonces ya teníamos la ropa a lavar impregnada de detergente, imposible sacarla para llevarla a otro lugar.
Decidí preguntar a una señora atareada con su propia colada. Amablemente me explicó el funcionamiento y me ofreció gratuitamente su tarjeta para que pudiéramos lavar nuestra ropa. Aunque insistí en abonarle el importe de los lavados, no quiso aceptar dinero de ninguna manera.
Así pues, le agradecimos de todo corazón el detalle y nos fuimos a comer mientras se lavaba la ropa.
Al volver ya sabíamos que el problema de la falta de tarjeta se repetiría pues para secar la colada era necesaria la misma tarjeta.
Cuando llegamos a la lavandería, casi una hora más tarde, Miriam, que así se llama la amable señora que nos ayudó, me había dejado sobre la lavadora un papel indicándome que, puesto que necesitaría de nuevo la tarjeta para secar la ropa, me dejaba su tarjeta para que la usara; me dejaba también escrito su nombre y dirección para que le enviara una carta postal a nuestro regreso a casa, pues sus amigas se morirían de envidia.
Nos pareció un gesto sincero y desinteresado hacía un desconocido.

Reanudamos nuestro relato en Zion National Park un paraíso para los amantes del barranquismo, pues uno de sus mayores atractivos es pasear por dentro de los "narrows", desfiladeros al fondo de profundos cañones excavados durante milenios por el río Virgin o alguna de sus ramificaciones. Hubiera resultado apasionante poder hacer uno de estos paseos, pero se trata de excursiones largas (14 a 27 km), durante las cuales hay que caminar por el lecho del río, con agua a 6 o 7º C hasta las rodillas. Con el pequeño Ion este tipo de experiencias no están a nuestro alcance. Otra vez será !, no importa explorar el parque es todo un reto, pues al tratarse de un profundo cañón, existen múltiples senderos o trails para recorrer los rincones más recónditos.
Uno de esos lugares es el Weeping Rock, un balcón natural baja la balma de una montaña desde la cual se descolgaba una ligera cascada en forma de delicada cortina de agua, tras la cual la vista del valle era absolutamente soberbia; una de esas imágenes de postal que se grava en tu retina y recuerdas el resto de tu vida, porque ni el tiempo logra mitigar la intensidad con la que la has percibido.
Nos atrevimos, no sin algo de inconsciencia, ha hacer una excursión de intensidad moderada a extrema, no tanto por su duración sino por su grado de dificultad. Se trataba de ir al Echo Canyon, un cañón, en ese momento seco, situado a bastante altura respecto el valle. El sendero de acceso se iba complicando progresivamente a medida que avanzábamos, hasta el punto en que el camino se limitaba a una simple senda sobre el borde natural de la roca, tan angosta, que hacía necesario caminar lentamente cogido a una cadena anclada a la roca viva. El pequeño Ion, de naturaleza intrépida y sin conciencia del riesgo por su edad, avanzaba con mucho sigilo bajo la atenta vigilancia de Luís y de mi misma. En más de una ocasión nos plantemos darnos media vuelta pues nos preocupaba la dificultad que se extremaba al ir con un niño de corta edad. Aún así continuamos hasta el final. La explosión de adrenalina y la excitación hizo del paseo algo especial para todos, incluso para el pequeño jabato, que también disfrutó sintiéndose súbitamente más mayor y responsable.
Durante el descenso, que también tuvo muchas migas, encontramos otras familias con niños que intentaban superar el reto igual que nosotros; incluso una pareja con un bebé de año y medio metido en una mochila, colgado a la espalda de su papá.  
Zion sorprende por sus colosales formaciones rocosas, bautizadas con nombres bíblicos (en parte por la religiosidad del estado mormón), como los Patriarcas, cuatro grandes monolitos en honor a Isaac, Abraham, Jacob y Moisés.
Antes de dejar atrás el parque, una última mirada des del Overlook Canyon. Es un placer deleitarse con la contemplación de las nobles montañas, de aspecto bondadoso, cuyo rostro el agua y el viento esculpe con suma precisión, en el inexorable transcurrir de los tiempos.

La siguiente etapa es el Parque Nacional Bryce Canyon, bello y singular dónde los haya.
Sin duda debe ser imposible que este encantador paraje natural decepcione incluso a los viajeros más exigentes.

Pero antes de relataros nuestra experiencia en Bryce Canyon, creo que seria interesante que os explique algo sobre la particular historia geológica de una amplia zona conocida como el Plateau del Colorado (Meseta del Colorado) que comprende territorios de cuatro estados : Utah, Arizona, Nevada y Colorado.
Hace 300 millones de años, esta zona del continente Americano estaba localizada en la placa continental americana que vivió varios períodos durante los cuales tan pronto estaba bajo las aguas del océano, como se convertía en un árido desierto, como en un bosque tropical, como de nuevo inundada por las aguas del océano y así sucesivamente. Estos períodos provocaron la acumulación de grandes capas de material sedimentario rico en fósiles animales y vegetales. Con el tiempo y bajo la presión por el peso de las capas acumuladas, dichos estratos se convirtieron en rocas areniscas de diversas antigüedades.
Hace 65 millones de años un gran acontecimiento geológico cambio para siempre la configuración de una amplia zona : la placa oceánica trocó contra la placa continental. Las fuerzas tectónicas provocaron la aparición de las Montañas Rocosas y la elevación a 1500 m de una amplia zona conocida como Plateau del Colorado. Había nacido la mayor Meseta del continente americano, donde en la actualidad se encuentran localizados los grandes parques nacionales : Zion, Bryce, Arcs, Canyolands, Chelly Canyon, Capitol Reef, Gran Staircase-Escalante y por supuesto el Gran Canyon del Colorado, además de otros tantos parques estatales.
Todos ellos comparten un pasado y un presente geológico : su origen y formación y por supuesto la imparable acción de los agentes erosivos que han esculpido y esculpen sus perfiles, creando paisajes que pueden parecer al primer golpe de vista similares, pero que encierran personalidad y atractivos propios.

Así pues Bryce Canyon es el ejemplo más destacable y asombroso de lo que la nieve, el hielo, el agua y el viento, en su incesante acción, pueden llegar a crear en un entorno donde la roca arenisca cede día tras día en pos de un paisaje verdaderamente incomparable. Es el mayor exponente de una erosión extrema que ha configurado un entorno mágico y místico donde la formación de agujas de roca, llamadas chimeneas de hadas o "Hoodoos" cautiva a todo aquel que las contempla.
Bosques maravillosos de pináculos y promontorios, agujas y chapiteles, de roca estratificada que presenta una amplia gama de colores que van des del blanco, al naranja, amarillo, malva, púrpuras y sobre todo rojo, un intenso rojo que te seduce la retina. A dondequiera que se dirija tu mirada, todo lo que tus ojos alcanzan a ver es sin duda sorprendente y apasionante...

Tras Bryce Canyon, nos dirigimos a Gran Staircase-Escalante, el cual atravesamos en parte, sin detenernos. La travesía nos permitió contemplar la inmensidad del paisaje, llamado Gran Staircase porque se asemeja a una escalera de estratos de gran magnitud, esculpida por el río Escalante.

La siguiente parada Capitol Reef National Park. Su nombre se lo debe a las formaciones rocosas en forma de domo de roca blanca, que se asemejan al Capitolio, y Reef que significa cresta.
La magnifica particularidad geológica de este parque, es el enorme pliegue anticlinal de la corteza terrestre que se extiende a lo largo de 160 km, creado hace 65 millones de años por las mismas fuerzas que posteriormente formaron la Meseta del Colorado, llamado Waterpocket Fold.
El parque conserva el pliegue de rocas y un revoltijo espectacular y erosionado de acantilados coloridos, enormes domos, agujas ascendientes, monolitos austeros y cañones serpenteantes.
 
Este parque no es tan frecuentado como los dos anteriores, sin embargo a nosotros nos ha parecido muy interesante, sobretodo su historia humana.
En el valle central de Capitol Reef, junto al río Fremont, se constituyó a finales del siglo XIX  una colonia de pioneros mormones, que convirtieron estas tierras en fértiles huertos de árboles frutales, hortalizas y maíz, la comunidad era conocida como Fruita. Vivieron en estas tierras hasta que en 1937 se designó Capitol Reef como parque nacional, momento a partir del cual los granjeros y sus familias se fueron mudando poco a poco.
Con anterioridad a los mormones habitaron el valle del Fremont grupos indios desde 700 AC hasta el 1250 DC. Estos pueblos dejaron sus huellas en petroglifos tallados en las laderas de los cañones que hoy en día se pueden aún ver.
En la actualidad existen antiguas granjas y huertos que el servicio de parques nacionales siguen manteniendo para recrear la vida en el valle en la época de los mormones. El fértil vergel resulta un remanso de tranquilidad en medio del paisaje desértico que predomina en el parque. El paseo es tan reconfortante que, a pesar de la dificultad que el trabajo de la tierra pudo representar en un entorno tan inhóspito y agreste, la vida aquí tuvo que ser agradable y placentera, en perfecta comunión con la naturaleza imperante.
Aprovechamos nuestro paso por Fruita para comprar una deliciosa tarta casera de frutillas rojas silvestres, que hace las delicias de los paladares más exigentes.

Uno de los cañones que se pueden recorrer es el Capitol Gorge, vertical, estrecho y sinuoso, que se habilitó en 1871 como ruta pedregosa que atravesaba el gran pliegue para facilitar la comunicación de las comunidades que vivían aquí.
El penoso trabajo fue realizado a pico, pala y algún que otro cartucho de dinamita, por mineros y otros trabajadores que dejaron sus nombres tallados en las paredes del cañón.

El siguiente alto en el camino el Arches National Park, Parque Nacional de los Arcos, donde se encuentra la mayor concentración de arcos naturales del mundo.
En un entorno de arenisca de un rojo intenso las formaciones naturales de los arcos son impresionantes, sobretodo cuando averiguas cual ha sido su origen : de nuevo la inexorable acción de los agentes erosivos año tras año, que ocasiona la aparición de nuevos arcos, mientras que los más antiguos sucumben hasta desaparecer.
Aunque arcos hay en otros lugares del mundo, para tener la consideración de arco natural, la obertura debe de ser de al menos 90 cm de ancho. En este parque nacional se tienen catalogados más de 2.000 ejemplares.
Uno de los más espectaculares, y por tanto más visitado, es el Delicate Arc. Un hermoso arco aislado situado en un emplazamiento bastante inaccesible. Digamos que no se llega en autobús hasta el pie mismo del arco, sino que hay que recorrer un hermoso trayecto de varios kilómetros, con tramos de dificultad considerable, para poder contemplarlo des de su misma base. La visión del conjunto es cautivadora, curiosamente resulta de una hermosura casi irreal.
A parte de los arcos, en el parque existen otras formaciones rocosas que presenta caprichosas formas esculpidas a lo largo de los milenios por el viento, el agua y el hielo.
El lecho de esta zona ocupada por Arches National Park fue en su día un inmenso lago salado, que al secarse dejo grandes depósitos de sal que con el tiempo fueron cubiertos por capas de arena y otros sedimentos. En algún momento dichos depósitos de sal se convirtieron en líquido que se desplazó entre los estratos, provocando la aparición de domos en las zonas hacía las cuales se desplazaron y grandes depresiones en los espacios que quedaron libres o vacíos.

Cerca de aquí se encuentra uno de los puntos más maravillosos de nuestro recorrido por las tierras de Utah : Dead Horse Point (Punto de los caballos muertos).
Se trata de un parque estatal donde existe un vertiginoso acantilado. Y aquí empieza la leyenda según la cual, en tiempos remotos los vaqueros empujaban las manadas de caballos salvajes (mustangs) desde las praderas hacía el borde del precipicio. Una vez allí seleccionaban los ejemplares que más les interesaban y al resto los dejaban encerrados en el acantilado, sin agua ni comida ni posibilidad de escapar, de manera que el que no moría de sed, se despeñaba. Me pregunto quienes eran realmente los salvajes : los caballos silvestres o los vaqueros ?
Por supuesto que el interés del lugar no es comprobar la necedad y estupidez humanas, sino que des del acantilado se divisa al fondo un maravilloso meandro del Río Colorado. Las vistas son soberbias y el paisaje sobrecogedor.

Durante el ocaso, cuando el sol parece resistirse a abandonar su posición privilegiada, y en un último intento de demostrar su supremacía tiñe el cielo de tonos de un malva intenso, la tenue luz y los reflejos en la rojiza roca, crean un espectáculo de una belleza abrumadora.

Te deja literalmente sin palabras; no son necesarias, tan solo pretendes humildemente impregnarte de tal maravilla e intentar retener en tu retina, aunque solo sea una pizca, un breve segundo de tanta hermosura, para disfrutar del recuerdo toda tu vida.
Hasta los superlativos parecen insuficientes cuando se trata de describir maravillas de la naturaleza de este calibre. Solo puedo transmitiros  una pequeña parte de las emociones que despiertan en mi estos escenarios tan sorprendentes, e intentar convenceros de visitar cualquiera de ellos, en algún momento, porque el éxito está garantizado de antemano.

Dejamos Dead Horse muy satisfechos y convencidos de que volveremos. El destino nos reserva una nueva sorpresa : Canyonsland National Park, el parque natural donde el Colorado River y uno de sus principales afluentes, el Green River, se funden en un abrazo indisoluble hasta llegar al océano, en su desembocadura en tierras mexicanas en el Golfo de California.
Las Canyolands es el parque nacional más agreste y de mayor extensión de cuantos se localizan en el estado de Utah; cuanta además con algunas de las zonas más accidentadas del planeta.
El paisaje dominado por los cañones bordeados de blancos precipicios que caen en picado hasta el río, 610 m más abajo, arcos, puentes, agujas, chapiteles, cráteres, mesetas, colinas aisladas... las Canyolands son de una belleza decadente, un mundo en constante desmoronamiento, la visión de una antigua era geológica.
De las tres zonas en que se divide el parque, nosotros hemos explorado una sola : Island in the Sky (Isla en las Estrellas), y así es, una isla en un entorno casi mágico, como de otro mundo, misterioso y extravagante donde la acción erosiva del Río Colorado ha creado un lugar único y posiblemente irrepetible.

Aún no hemos visitado Grand Canyon, y casi seguro que será muy sorprendente, pero Canyonlans nos ha conquistado sin duda.

De nuevo en ruta, con ganas de continuar descubriendo y explorando.

Nuestro pasos nos llevan hasta un pueblecito de 300 habitantes llamado Bluff. En un entorno privilegiado, resulta un remanso de tranquilidad, en cuyo telón de fondo destacan unas rocas aisladas, de formas caprichosas.
En el pueblo visitamos una reconstrucción de su antiguo fuerte, que resulta ser un museo al aire libre. Curiosear en las casas o cabinas construidas con troncos, así como observar numerosas muestras de mobiliario, utensilios y otros artefactos originales, nos muestran el modo de vida  sencillo y sosegado de sus fundadores, una comunidad mormona, cuyos descendientes conforman la actual población de Bluff.
Pero lo más fascinante es la historia de los pioneros, aquellas gentes que arribaron por primera vez a estas tierras allá por el año 1880.
Provenientes de la ciudad Cedar City (Sudeste del estado), cerca de setenta familias mormonas, unas 230 personas, fueron designados para fundar una comunidad agrícola en el remoto Valle del Río San Juan, zona aún sin explorar. Los escogidos acataron voluntariamente su designio y atravesaron 320 km, en una peregrinación que duró 6 largos meses a través de tierras inhóspitas que les llevaron a franquear durísimos retos, no solo por los grandes obstáculos geográficos a superar, sino también por la crudeza de las inclemencias atmosféricas.
Transportando todo cuanto tenían en carretas tiradas por caballos, su fe y su voluntad inquebrantables, les llevó a cruzar el cañón del río Escalante, por un paso épico conocido como Hole-in-the-Rock.
Resulta absolutamente increíble ver una recreación de lo que supuso descender el abrupto cañón con carretas, y volverlo a subir por la otra orilla del río.
Personalmente me ha conmovido la historia de aquellas gentes cuya firme devoción les llevó a asumir con éxito tan descomunal proeza.

Después de la agradable experiencia en Bluff, hemos pensado que podría ser interesante hacer una carretera muy, pero que muy pintoresca llamada Moki Dugway. Lo malo es que es muy pendiente, estrecha y sin asfaltar, así es que vamos a ver como resulta la experiencia.
Las vistas son maravillosas y desde un punto de vista más allá de la carretera, llamado Mule Point, ya se divisan las archifotografiadas formas de Monument Valley. La pena es que estamos bastante altos y hace un viento bestial que nos mueve la caravana de un lado a otro. Así es que nos planteamos bajar y no pasar la noche aquí, aunque hubiera sido un cámping salvaje genial, porque el entorno es de lo más agreste y solitario, y el panorama incomparable.

De nuevo en carretera, está vez por una vía más convencional, con destino al Parque Nacional Mesa Verde, en el estado de Colorado, un nombre muy español para un antiguo asentamiento de los indios Pueblo.
Este parque, Patrimonio de la Humanidad, es uno de los principales yacimientos arqueológicos del país. En él se pueden observar varios poblados indios, que vivieron en esta meseta y desaparecieron hacia el año 1300.
Las construcciones, de piedra, están ubicadas bajo grandes balmas naturales que les proporcionaban techo y protección.
Es un lugar fascinante y algo místico, pues no es muy frecuente encontrar poblados ubicados en acantilados tan sorprendentes como estos, no en vano a sus habitantes les conocían como los “moradores de las paredes rocosas”.
Abandonamos Mesa Verde, no sin antes hacer un alto en el camino para saborear una jugosa hamburguesa a toda regla, en un simpático bar de carretera, con forma de capsula de aluminio de un brillo refulgente, con destellantes luces rojas que atraen, aunque sin querer a los viajeros de paso. Umhhh … deliciosa !!!!!!!!

Con el estómago lleno y mucha ilusión por seguir adelante, emprendemos de nuevo la ruta con destino al estado de Arizona, donde se encuentra gran parte del territorio de la Reserva Navajo, que incluye dentro de sus límites el Monument Valley Navajo Tribial Park.

El Monument Valley es, junto con el Gran Cañón, quizás el enclave natural más fotografiado de todo Estados Unidos. Sus forma geológicas se han hecho archipopulares gracias a los westerns de John Wayne y a los anuncios de Marlboro, al más puro y genuino estilo americano.

Este parque está gestionado por la comunidad Navajo y hay que decir que está bastante mal organizado, pues ofrece información de poca calidad y servicios insuficientes.

El continente americano estaba habitado por un gran número de tribus indias que convivían y compartían el territorio, a menudo, pacíficamente.
Con la  llegada de los primeros europeos se iniciarían un sinfín de conflictos que se saldarían con un gran número de bajas, en ambos bandos.
Al principio, los exploradores comerciaban con los indígenas sin grandes problemas; sin embargo, los colonos venidos de Europa, en su afán por conseguir tierras en las que labrarse el futuro prometido, provocarían el desplazamiento forzoso, y en muchas ocasiones a punta de pistola, de grandes poblaciones indias de diversas tribus, que se vieron obligadas a abandonar sus territorios ancestrales  hacía nuevos emplazamientos, cada vez más al norte y al Oeste, zona aún por explorar.
Los enfrentamientos, cada vez más sangrientos, acabaron con la rendición de las naciones indias.
Los derrotados se vieron confinados en reservas, cohabitando diversas étnias o tribus, no siempre afines entre ellas, donde los conflictos internos continuaron.
El mayor éxodo indio de la historia del país se conoce como el “Trail of Tears” “Sendero de las lágrimas”. Durante el invierno de 1838-1939, tribus de todo el país se vieron conducidas, a la fuerza, hasta Oklahoma. El trágico resultado, la muerte de miles de indios de hambre, frío y enfermedades, en uno de los episodios más lamentables de la historia del país.

Las reservas indias siguen existiendo y se autogobiernan por medio de Consejos Indios de elección interna, que gestionan sus propios recursos e imponen sus propias leyes y normas, al margen, claro está del cumplimiento de las federales.

Lo que nosotros percibimos, como simples observadores externos, es un intento nacional, no siempre honesto y desinteresado, por recuperar su historia más genuina, lo cual ha provocado un excesivo interés por todo lo que suena a indio. Interés que no traspasa más allá de lo puro y estrictamente cultural, y que no se demuestra en otros ámbitos de la vida cotidiana, donde el colectivo indio sigue estando más o menos marginado.

No obstante, este repentino interés bien podría haber sido utilizado en beneficio propio por las naciones indias, que podrían haber aprovechado el tirón turístico para divulgar al mundo su verdadera cultura, sus inquietudes e incluso reivindicaciones históricas y actuales. Pero no es así, la puerta abierta solo ha representado una fuente de ingresos muy importante, sobretodo para aquellas comunidades que tienen la suerte de tener dentro de sus límites alguna atracción turística.
La población india tan solo hace esfuerzos por optimizar sus ganancias con el turismo a cambio de bien poca cosa: servicios deplorables y escasez, hasta la ausencia, de interés por transmitir absolutamente nada de su riqueza cultural e histórica.
El resultado de esta dejadez es, en muchos casos, territorios con aspecto de abandono, museos y centros de visitantes, carentes de contenido, y personal sin formación cualificada.

Es una verdadera pena, pues esperaba mucho más que un intento desesperado por captar el dólar fácil.

Siento verdadero respeto por los únicos y auténticos pobladores de estas tierras, que han sido masacrados, desplazados, marginados, discriminados y humillados por los "americanos" que, paradójicamente, resultan ser oriundos de cualquier lugar del planeta menos de América. Gentes nobles que vivían en plena armonía con la naturaleza, cuya espiritualidad tanto se ha puesto de moda en esta, nuestra época, tan falta de genuino misticismo.
A falta de otro contacto, nos hemos tenido que contentar con comprar algunos CD de música nativa, que nos deleitan durante nuestras largas horas de viaje.

Dejamos Monument Valley, no sin un regusto amargo en nuestra primer experiencia en tierras indias.

El siguiente alto en el camino es la ciudad de Page, que nos sirve de base para explorar el Antelope Canyon y el Horseshoe Bend.

Antelope Canyon resulta ser verdadero descubrimiento, pues no estaba en nuestro itinerario inicial , pero nuestro amigo Karl, un viajero alemán, nos lo recomendó : Gracias Karl !
Consiste en un cañón de piedra arenisca roja, excavado por debajo de nuestros pies. Su presencia es imperceptible, debido a su extrema estrechez. Desciendes por una escalerilla metálica anclada a la misma roca, hasta una profundidad de unos 5 metros. Una vez en el fondo del cañón empieza un recorrido de unos 45 minutos por un suelo arenoso, a través de angostas paredes (en algunos lugares tan solo unos centímetros) cuya altura a penas deja pasar los rayos del sol, y cuando lo hacen su proyección crea un magnífico espectáculo de sombras y luces.
La erosión durante miles de años, ha esculpido en las paredes del cañón graciosas y sinuosas formas onduladas, que se cruzan, se funden y se disipan, de una belleza incomparable. Es una verdadera pasada, nos ha encantado.
El Antelope Canyon se encuentra dentro de la Reserva Navajo, y por lo tanto son los indios Navajo los encargados de gestionar su explotación turística. La visita cuesta 26 $ por persona y debe hacerse obligatoriamente en grupo organizado acompañado por un guía nativo, cuya única misión consiste en mostrarte el camino, pues no obtienes absolutamente ninguna explicación.

El Horseshoe Blend en un mirador des del cual se tiene unas magníficas vistas sobre un meandro del Río Colorado, antes de su llegada al lago Powell,  la segunda mayor presa del país, situada en el área recreativa de Glen Canyon. A pesar de ser algo peligroso, pues el borde del precipicio no está protegido y la altura es de vértigo, la panorámica resulta, una vez más, fantástica.

Por fin un de los platos fuertes en nuestro paso por EE.UU, el Parque Nacional del Gran Cañón del Colorado, en el estado de Arizona.
El cañón tiene dos accesos : la cresta Sur y la Norte, separados por 16 km que es el ancho total. La zona Norte es más agreste y menos visitado, con una altura de 300 m más que la Sur, permanece cerrada en el invierno pues las nevadas a partir de octubre son copiosas.

Accedemos pues por la cara Sur, donde el cañón tiene una profundidad de 1600 m aprox.

El parque nacional está muy bien organizado, fruto del gran número de visitantes que recibe todos los años. Puedes circular libremente con vehículo propio a todo lo largo del parque, o bien puedes utilizar los buses de enlace gratuitos que conectan todos los puntos de interés, con una frecuencia de cada cinco minutos. Existen cuatro centros de visitantes, uno de ellos especializado en la divulgación de los aspectos geológicos y el otro de temas relacionados con la presencia humana en la zona.

Existen numerosos miradores en la carretera que bordea la cresta del cañón, desde los cuales admirar diferentes puntos de vista panorámicos sobre el impresionante paisaje. Al fondo del cañón se puede apreciar como 446 km de Río Colorado serpentea discretamente, a través de las rocas rojizas que durante seis millones de años se ha encargado de erosionar, hasta conseguir la maravilla natural que hoy día podemos contemplar.

El Grand Canyon forma parte del Plateau del Colorado (Meseta del Colorado) al igual que otros grandes parques visitados con anterioridad.
Des del punto de vista geológico, representa un museo al aire libre, pues en sus escarpadas paredes se pueden observar estratos de rocas de diferentes épocas, algunas de ellas con una antigüedad de dos mil millones de años, la mitad de la antigüedad de la Tierra.
Sorprende el pensar que el actual río Colorado, que parece más bien un riachuelo en su paso por el gran cañón, en otros momentos fue capaz de horadar su paredes a través de estratos de roca, algunas de ellas de origen volcánico, de gran dureza (Vishnu Basement Rocks).

Cuando se descubrió solo se consideró un obstáculo para la exploración; después en el siglo XIX atrajo mineros empeñados en explotar sus ricos recursos naturales. La resistencia de los indígenas y la falta de agua entorpecieron el desarrollo de la minería. Poco después empresarios lo transformaron en unos de los destinos más famosos del país. Al comenzar la revolución industrial la gente acudió en masa en busca de idealizadas tierras aún sin explorar y quedó prendada de su sublime belleza. Así sigue siendo, en la actualidad, el parque atrae todos los años a cinco millones de visitantes de todo el mundo.

Existen varios trail en el parque, pero quizás el más popular es el Bright Angel que consiste en bajar hasta el fondo del cañón por uno de los bordes y subir por el otro; unos 25 km de longitud que deben cubrirse en varias etapas debido al gran desnivel a asumir tanto en el descenso como en el ascenso.
Acompañados de nuestro peque Ion hicimos un pedacito del descenso por el borde Sur y fue genial, el aperitivo que abre el hambre de volver dentro de unos años y cubrir el recorrido total.

Dejamos el Grand Canyon y decidimos añadir a nuestro recorrido una etapa improvisada sobre la marcha; la ciudad de Sedona a la cual se accede recorriendo una pintoresca carretera, a través del cañón Oak Creek. Los colores del otoño en los árboles arremolinados a los bordes de la estrecha carretera, hacen el paseo muy agradable.
La fotogénica Sedona es por lo visto una de las ciudades más visitadas del país. El paisaje que la rodea es abundante en torres y mesetas de arenisca carmesí. En los años ochenta la ciudad se consideró que se encontraba en un vórtice de energía cósmica, lo que la transformó de modesta población en animado destino new age. En la actualidad la combinación de belleza paisajística y misticismo de buhonería atrae a multitud de turistas todos los años.
Los new age locales dicen que en Sedona se encuentran nada menos que los "cuatro vórtices de la Tierra" y por tanto las rocas, precipicios y ríos de la ciudad irradian energía electromagnética. Sobre esta creencia se ha montado un negocio muy lucrativo de locales de todo tipo de terapias y prácticas "alternativas" ... Al margen de todo este circo, la ciudad resulta elegante, cómoda y agradable para pasear.

Con la despensa bien llena de energía electromagnética y con el espíritu renovado, afrontamos nuestros destinos ...

Próxima parada el Petrified Forest National Park, una de las mayores concentraciones de árboles petrificados del mundo, anteriores a los dinosaurios.

Hace 225 millones de años, al final de triásico, donde hubo un denso bosque de grandes y majestuosos pinos, hoy observamos un paisaje desértico sembrado de asombrosos troncos petrificados.
Los hay de por todas partes, algunos de ellos pertenecieron a grandes ejemplares de decenas de metros de altura.
Pero lo verdaderamente impresionante es su aspecto, son verdaderas joyas en el más estricto sentido de la palabra : cuando los árboles caían en los ríos, se depositaban en el lecho, donde pronto se iban cubriendo con capas de arcilla, lodo y ceniza volcánica; los depósitos de sedimentos privaban de oxígeno a los troncos, evitando así su descomposición; con el paso del tiempo las aguas subterráneas ricas en sílice, se filtraron en los troncos, fosilizando o petrificando la celulosa, que cristalizaba convirtiéndose en cuarzo como jade, amatista y ágata.
Las secciones de los troncos que encuentras diseminados, presentan una colorida variedad de tonalidades, en función de los minerales de los cuales estaba saturada el agua en contacto con ellos : negros y grises del carbón, rojos, rosas y amarillos del hierro, violetas y púrpuras del manganeso.

Está particularidad caracteriza y diferencia este bosque petrificado de otros que se puedan encontrar en otros lugares. Precisamente por este motivo fue objeto de una grave expoliación, que destruyo parte del patrimonio antes de que fuera protegido como Parque Nacional.

Por nuestra parte, aunque habíamos leído sobre el bosque petrificado, y habíamos visto algunas fotografías, contemplar los ejemplares al natural ha sido increíble. Algunos de ellos resultan tan reales, que mientras no los has tocado y comprobado que son de piedra, parecen simples árboles caídos, a los que tan solo falta el follaje.

Hemos sucumbido ante el deseo, y nos hemos regalado algún pedacito de madera petrificada, comprada en comercios en el exterior del parque.

A falta de dos, hemos completado la visita de la mayor parte de los parques que teníamos previsto.
El resultado ha sido algo agotador, no solo por la inmensa cantidad de interesante información que te facilitan y que te gustaría procesar y memorizar, sino también por la magnificencia de los paisajes, tan espectacularmente sorprendentes y de una belleza tan devastadora, que sacian el espíritu de los más exigentes.
Dejamos atrás esta parte de nuestra aventura con gran contento y satisfacción.

Nuestra siguiente etapa : la gran travesía hacia el Este a través de los estados de Nuevo México, Oklahoma, Arkansas y Tennessee.
Por fin recuperamos un paisaje más arbolado y verde, después de tantas y tantas jornadas de terrenos pedregosos y desérticos. El nuevo horizonte, sin grandes elevaciones, no conduce a través de los estados del centro del país, de ambiente más rural y menos cosmopolita.
En Nuevo México, conducimos a través de una carretera muy pintoresca llamada Turquoise Trail, la Ruta de las Turquesas, antigua ruta comercial, bordeada de pequeñas e insólitas comunidades : Madrid, Cedar Creek, Los Cerrillos, en ésta última se localiza la primera mina de turquesas del país, descubierta allá por el año 100.

Llegamos a una pequeña ciudad llamada Las Vegas, mucho más auténtica y tranquila que su homónima en Nevada, en cuyas calles se encuentran más de 900 edificios históricos catalogados y registrados.
Descubrimos unas fuentes termales naturales, al borde de la carretera, donde han improvisado unas rudimentarias bañeras de hormigón al aire libre muy frecuentadas por la población local; y decidimos darnos un bañito matinal en familia. El agua estaba casi hirviendo, con lo cual resulta taba muy difícil permanecer dentro, más de unos minutos, aunque siempre te quedaba el recurso de refrescarte en el agua helada del río, unos metros más abajo.
Ha sido original y muy divertido, algo diferente.

Reemprendemos el viaje con la intención de hacer kilómetros, pues no se ofrece nada demasiado interesante en nuestro camino, más que disfrutar del paisaje que se muestra ante nosotros.
Los estados que atravesamos son de carácter agrícola y ganadero, aunque en la mayoría, también existe una creciente e importante industria de extracción petrolífera.  
Son estados de grandes extensiones y baja demografía; sus núcleos urbanos carecen de puntos de interés particulares.

En la ciudad de Amarillo, Texas, nos dedicamos un buen rato a adornar nuestra caravana con motivos navideños, aunque sea principios de noviembre. Nos hemos contagiado entusiasmo americano, que el día después de Halloween ya está colgando bolas y luces de Navidad de por todos lados.
Después buscamos un verdadero restaurante de carretera, al más puro estilo texano, y nos regalamos con un excelente almuerzo, rodeados de cabezas de animales disecadas, camareros con botas camperas, camisa de cuadros y pañuelo al cuello.... en fin de lo más típico. En este lugar se sirve un entrecot de 2 kg, acompañado por una buena ración de guarnición. El valiente que se atreva a comerlo todo en menos de una hora, estará invitado por la casa.

Entramos en el Sur, el increíble Sur, cuyo pasado esclavista aún revoltea en el ambiente, a pesar de los grandes logros conseguidos por la comunidad de color en las últimas décadas.

Arkansas es nuestra primera etapa sureña. Nos sorprende el apacible paisaje de otoño, con onduladas colinas salpicadas de granjas al pie de bellos bosques de robles. Son tierras de pastoreo para vacas, que pastan plácidamente al tímido sol.
Campos de blanco algodón, que se extienden por interminables llanuras, surcadas por arroyos y ríos que fertilizan las tierras, todo bajo el cielo de un celeste intenso, sin apenas divisar el horizonte.

Llegamos a Tennessee, cuya herencia musical lo convierte en lugar de peregrinación de los amantes del blues, jazz, rock and roll y country. En este estado dos grandes ciudades : Memphis y Nashville.
Memphis fue lugar de residencia de Elvis Presley desde los trece años, edad a la cual se trasladó desde su Tupelo natal, en el estado de Mississipi.
Hijo único de una familia humilde, cuyo padre no era capaz de conservar un trabajo por mucho tiempo, y que estuvo durante varios meses encarcelado, Elvis fue un chiquillo tímido, muy unido a su madre, pilar de la familia.
Desde bien pequeño manifestó su interés por la música y su talento autodidacta para aprender a tocar de oído la guitarra y el piano. Debido a sus orígenes sureños, estaba familiarizado con el blues y otros ritmos afroamericanos, tan populares y extendidos en el delta del Mississippi. Su principal genialidad fue fusionar con éxito, precisamente esos ritmos con los procedentes del norte, el country, creando así un nuevo estilo musical : había nacido el rock and roll.
Memphis fue la ciudad que le vio nacer, musicalmente hablando, y Elvis le fue fiel hasta su prematura muerte. Siempre vivió en Memphis y la que fuera su vivienda, el rancho Graceland se ha convertido en un santuario donde los incondicionales del Rey siguen viniendo desde cualquier rincón del planeta para rendir homenaje a su ídolo y visitar su tumba.
Alrededor de la casa, se ha montado un circo mediático de museos de casi todo lo relacionado con el cantante y su persona que, de nuevo recuerda a Disneyland.
Y es que al norteamericano le encanta los espectáculos y se montan complejos entramados de museos, tiendas, atracciones, teatros, alrededor de cualquier cosa que huela a dólar.

Aunque no me considero una fan de Elvis, la verdad es que me gusta su música y su voz, y después de conocer algo más sobre los duros inicios de su carrera y los valores de la persona, que no del mito, me alegro de haber estado aquí.

Memphis se nos presentaba como una ciudad con muchas animación y vida, la calle Beale está repleta de bares musicales donde Elvis y otras figuras consagradas actuaban o simplemente asistía a escuchar a figuras ya consagradas. Artistas como BB King, Ike Turner, Roy Orbison, Jerry Lee Lewis y otros empezaron sus días de gloria entre los tugurios de esta ciudad. Tres grandes discográficas, aún existentes en la ciudad : Sun Record, Stax y Hi Records, presumen de haber sido las descubridoras de muchos de estos talentosos músicos cuya fama ha traspasado fronteras.
Hemos recorrido la calle a media tarde y, nada de nada, la mayoría de los locales cerrados y de ambiente ... Hemos vuelto por la noche y hemos encontrado tres almas en pena deambulando por la calle, con más frío que gloria. Habrá caído la mítica Beale Street en decadencia ?
Nosotros nos hemos comprado una colección de discos de música local : blues, jazz, rock y uno de villancicos de Elvis; como veis nos tomamos muy en serio lo de preparar nuestro ánimo para celebrar esta Navidad un tanto especial, lejos de la familia y los amigos ... pero juntos los tres.

En esta ciudad fue donde Martin Luther King encontró la muerte el 4 de abril de 1968, en el motel Lorraine donde se erige un interesante museo sobre la los Derechos Civiles, obra a la que dedicó plenamente su vida.

Aunque Memphis no parece, a simple vista, una ciudad muy sofisticada, tiene un barrio llamado Victorian Village, con hermosas mansiones de estilo victoriano.
Para nuestra sorpresa, al abandonar la ciudad, descubrimos un lujoso barrio de mansiones y casas bonitas, que nada tiene que envidiar a Beverly Hill o Bel-air (Los Ángeles) aunque el ambiente que ser respira es más sanamente mundano y no tan chic.

Y como el Sur, es sobretodo música, buena música, nuestra siguiente parada es Nashville, la capital mundial del country.
La ciudad tiene una zona histórica al margen del río Cumberland, de bonitos edificios, antiguos almacenes de algodón, bien restaurados y ocupados en la actualidad por comercios, galerías y restaurantes de buena presencia.
La calle Broadway es un hervidero de gente, música y diversión a todas horas del día. Nos colamos en un local donde estaba autorizada la entrada a menores de 21 años hasta las 18 h. Por fin hemos tenido la oportunidad de disfrutar de un poco de música en directo, acompañados de una buena cerveza local. El pequeño Ion a disfrutado de lo lindo bailando y saltando al son del country, no en vano le hemos comprado una harmónica y desde entonces nos ameniza hasta la saciedad con su música. Hemos pasado un buen rato.
Con motivo de una exposición del centenario de la ciudad, Nashville erigió una replica exacta del Partenón de Atenas. Y pensareis que relación guarda Nashville con Atenas? Ni idea. Será quizás, que los que tuvieron la brillante idea, creyeron que era una buena manera de interesar al americano en algo que no fuera su propio país? Sea cual sea la razón, creo que si se hubieran esmerado un poco más, sin duda habrían encontrado algún otro icono representativo de la ciudad, para conmemorar los cien años de su fundación.

Otra curiosidad de Nashville es que es el centro desde donde ser retransmite en directo a todo el planeta, el famosísimo programa "Grand Ole Opry House", que lleva en antena nada menos que desde 1925 ininterrumpidamente, y que viene a ser un espectáculo de música country que tiene lugar tres días en semana y que cuenta con una popularidad y unos índices de audiencia sorprendentes desde sus inicios.

Nashville es la sede de numerosas discográficas que se concentran en Music Row, desde donde se dirige la industria del country de la ciudad.

Nuestra próxima parada, es algo menos urbana, el Great Smoky Mountains National Park, el parque nacional de las Grandes Montañas que Fuman, nombre con el que sus primitivos pobladores, los indios Cherokee, lo bautizaron por el humo azul (bruma matinal sobretodo en verano) que la humedad del denso bosque desprende y que cubre parcialmente las montañas.
Es el parque más visitado del país y es patrimonio de la UNESCO por ser considerado Reserva Internacional de la Biosfera. Cuenta con más especies de árboles que en el norte de Europa, unas 1.500 plantas de flores silvestres y una diversidad de vida animal que incluye 200 especies de pájaros, 60 especies de mamíferos y un sinfín de peces, anfibios, reptiles... El motivo de tan remarcable riqueza de vida animal y vegetal reside en el hecho que el territorio del parque quedó fuera de la glaciación durante la última Era Glaciar, la cual cosa provocó un éxodo masivo de especies en busca de climas más cálidos, que encontraron su nuevo hábitat en la zona de las Great Smoky Mountains.
Nuestra visita no ha coincidido con la mejor época del año, pues no hemos podido apreciar el "humo azul" que describían los cherokees y el hermoso bosque estaba casi totalmente desnudo de su follaje.
El parque estuvo habitado por colonos que dejaron su huella en numerosas construcciones aún existentes : granjas, viviendas, iglesias, parcialmente conservadas o restauradas, en la zona conocida como Cades Cove.

Para nosotros era la última oportunidad de observar a un oso negro en estado salvaje. Cuando todo parecía perdido, zas!!!! apareció un hermoso ejemplar, subido a un árbol para comer frutillas silvestres. La que se montó a su alrededor, recibió más fotografías en unos minutos que Marilyn en toda su carrera. Hasta que decidió que ya había comido lo suficiente y desapareció tranquilamente por el bosque.

En las proximidades del parque se ha organizado un chabacano tinglao hotelero y comercial, que parece un gran parque de atracciones de dudoso gusto, conocido como Pigeon Forge, donde entre otros espectáculos se encuentra  el parque temático "Dollywood" de la vieja gloria Dolly Parton, cantante de country y actriz, que curiosamente parece más joven ahora que cuando triunfó en el Grand Ole Opry hace ya muchos, que muchos, muchos años...

Llegamos al estado de Georgia, ejemplo de la más pura esencia sureña : las casas de madera, en cuyos porches aún permanecen viejas y desvencijadas mecedoras como antaño, grandes plantaciones con mansiones victorianas y ciudades entrañables con delicioso sabor añejo como Savannah, eterna perla colonial.
Savannah es un ciudad donde el discurrir de la vida se hace de una manera apacible. El centro histórico conserva 21 plazas arboleadas, donde relajarse a la frescura que la sombra de los centenarios robles ofrecen y dejar discurrir el tiempo sosegadamente, a la manera sureña...
Con hermosas calles bordeadas de mansiones victorianas y de una vegetación exuberante, rayana a lo tropical.
Con un puerto fluvial cuyas calles adoquinadas y sus almacenes de ladrillo visto, recuerdan su floreciente pasado como centro comercial del algodón.
Famosa por ser el lugar de residencia de Forrest Gump, merece una visita sin prisas, pues el mero paseo por sus calles, es un placer entrañable
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