EPISODIO 8 - Voyage autour du monde de la famille LOPEZ RUBIO à bord de CABRANIA

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EPISODIO 8

EL DIARIO DE ANGELES

Y ahora qué viene? Pues Florida, la Pascua Florida como la llamó su descubridor el español Juan Ponce de León, por coincidir el día de su descubrimiento con el de dicha celebración.
Ponce de León arribó a las costas de Florida en su incesante búsqueda de la Fuente de la Eterna Juventud, que por lo visto se encuentra en la primera villa fundada por españoles en estas tierras, San Agustín, el asentamiento europeo permanente más antiguo del país.
Florida es de una exuberancia total; con un clima subtropical, su vegetación y fauna la convierten en un verdadero paraíso para los naturistas.
Su extenso litoral, bordado de bellas playas bañadas por el océano Atlántico, la sofisticación de sus ciudades, el sorprendentes hábitat de los manglares y la infinidad de cayos (islas) que salpican el sur, hacen de Florida un destino con múltiples alternativas capaces de satisfacer a los más exigentes.

Nuestra primer parada es la villa de San Agustín, ciudad fundada en 1565 que rezuma con garbo el sabor español de antaño. De trazado puramente colonial, con antiguas calles adoquinadas, por donde pasean lánguidamente calesas de caballos. En el centro histórico se conservan algunos edificios de gran belleza arquitectónica : el Hotel Henry Flagler Alcázar y el palacio del Gobernador, este último construido con una piedra llamada "coquine" que resulta ser un aglomerado natural de conchas marinas.
En la Plaza de la Constitución, centro neurálgico y de animación urbana, nos encontramos por sorpresa con una gran fiesta de Navidad al aire libre, con música en directo. Como ya hemos observado en otros lugares, cuando se organiza una fiesta de esta índole, la gente acude en masa, tiende sus mantas en el jardín, se prepara el picnic y disfruta en familia del acontecimiento, con total naturalidad.
Los había con gorros de Santa Claus, con luces de Navidad alrededor del cuello, o adornando sus cabezas, y otros tipos de motivos navideños, incluso pijamas de renos... todo ello lucido sin ningún pudor ni apuro.
Al cuestionarles el porqué estaban festejando la Navidad, a mediados de Noviembre, te contestaban con total tranquilidad que el americano necesita consumir y que por tanto buscar excusas es cosa fácil.
Así pues el motivo en cuestión era el encendido de la iluminación navideña en la ciudad.
Si algo caracteriza al estadounidense es su profundo amor por el folclore y la fiesta; todas las celebraciones las preparan con mucha antelación y las viven plenamente. Así pues la Navidad es una explosión de luces y parafernalias múltiples, que rayan lo psicodélico y surrealista.
Las casas están profusamente decoradas, al menos en el exterior, no quiero imaginar lo que pondrán por dentro! Algunas con un gusto refinado y otras parecen parques de atracciones en miniatura. Pero da igual, se gastan una fortuna y disfrutan de lo lindo.

En San Agustín vivimos unos momentos muy especiales y emocionantes, de pura casualidad. Estando parados en un aparcamiento, se nos acercó un señor a saludarnos atraído por la matrícula de nuestra caravana. Pues bien, resultó ser de Andorra!!!!. Menuda sorpresa para todos, encontrar compatriotas tan lejos. Estuvimos de tertulia con su esposa y con él durante un par de horas, durante las cuales nos explicaron que vivían retirados en Florida.
San Agustín ha resultado un agradable descubrimiento por todo lo acontecido, a pesar de no haber llegado a probar el agua de la fuente de la eterna juventud; no es que desconfiemos de las mágicas propiedades de la misma, pero es que no hemos coincidido con su descubridor ...

Nuestra próxima parada es la más deseada y esperada por Ion, os imagináis dónde es ? Por supuesto, Disneyworld. Hemos planificado la visita y comprado las entradas on line, para poder disfrutar de la jornada de parque intensamente, sin pérdidas de tiempo innecesarias.
El parque ha resultado estar muy frecuentado por la proximidad con la festividad del Día de Acción de Gracias, "Thanksgiving" que en EE.UU se celebra, como no podía ser de otro modo, con mucha devoción.
Esta fiesta se remonta a la época de los colonos de Nueva Inglaterra, que crearon una suerte de fiesta de la cosecha, que con el tiempo se ha convertido en un hito de la cultura popular estadounidense, consistente en compartir un almuerzo en familia, donde la estrella es el famoso pavo relleno de puré de castañas con salsa de arándanos.

Después de una agotadora jornada de colas, atracciones, espectáculos, juegos y desfiles, que se ha alargado hasta media noche, nuestro peque está totalmente exhausto, pero en el fondo feliz y satisfecho, aunque no ha parado de gruñir y protestar por las esperas durante todo el día.
Teniendo en cuenta la corta edad de Ion, y por tanto su verdadera capacidad para digerir tanta concentración de estímulos, decidimos que un día de parque ha sido suficiente. Lo corto si breve, dos veces bueno !!

Ahora nos espera Miami, la ciudad más cosmopolita y dicharachera de todo Florida, que se divide en distritos : Miami Centro, Miami Beach, Little Habana, Coconout Grove y Coral Gables.
Miami Beach se abre al océano con playas de arena clara y palmeras, todo de lo más caribeño, no en vano se encuentra a 322 km de las costas de Cuba.
Grandes hoteles, restaurantes de diseño, galerías de arte, boutiques... y una interesante zona conocida como Art Deco Historic District, donde todos sus edificios presentan diseños Art Deco.
Otra zona simpática es Española Way, una calle peatonal de edificios que evocan el renacimiento mediterráneo, por donde pasear y comer algo pues está plagada de restaurantes.
Little Habana es el distrito cubano por excelencia. Su arteria principal, la Calle Ocho está repleta de comercios de comestibles cubanos, restaurantes cubanos, tiendas de ropa cubanas, fábricas y tiendas de tabaco cubano, peluquerías cubanas... en fin, como podéis imaginar todo cubano. Lluís ha decidido sacrificar las melenas que le han costado 6 meses obtener, y en una barbería cubana le han pelao en un tris tras.
Otro lugar digno de visita es el Máximo Gómez "Domino" Park, un parque al aire libre, abierto "a los turistas mirones", donde los abuelos cubanos se reúnen a diario para disputar partidas de dominó muy en plan profesional, pues incluso tienen una liga y se admiten apuestas !!
Coral Gables son barrios de mansiones y casas de lujo, en un ambiente sosegado, nada que ver con el bullicioso centro de la ciudad. Fue diseñado en la década de 1920 con la idea de crear un "barrio residencial modelo", en poco más de tres años se transformó en un distrito de bellas casas de pueblo de estilo mediterráneo que ha ido evolucionando hasta su actual aspecto algo más sofisticado.
Aquí se encuentra Venetian Pool, una piscina exterior, con cascadas y grutas artificiales, al más puro estilo italiano, pues imita un gran lago veneciano; bueno... sin comentarios. No nos hemos podido bañar porque estábamos en temporada baja y no abren hasta febrero.

Dejamos Miami para visitar nuestro último parque, el Everglades National Park, que ocupa toda la zona sur de la Florida, siendo el segundo parque más grande, después de Yellowstone.
A medio camino entre la cáustica jungla urbana de Miami, los glamurosos paseos marítimos de la playa y las aguas cristalinas de los cayos, el increíble y único ecosistema de los Everglades es generoso en aligatores, manatís, caimanes, multitud de aves acuáticas, pantanos salobres o manglares. La diversidad biológica de sus hábitats le convierte en Patrimonio de la Unesco, un patrimonio que se ve amenazado por la escasez de agua dulce debido a la sobreexplotación agrícola y urbanística.
El 95 % del territorio es agua y zonas inundadas, así pues hemos hecho algunas excursiones a través de los humedales, gracias a prácticas pasarelas de madera que te permiten observar el entorno sin dañarlo. Hemos podido ver de muy cerca aligatores de todos los tamaños, sorprendente, tortugas, y una amplia variedad de aves.
También hemos tomado un barco para viajar a través de los manglares. Un manglar es una área de agua salada, situada en la zona intramareal, donde habitan árboles muy particulares, pues disponen de raíces aéreas que surgen del tronco y de las ramas para darle estabilidad cuando las mareas suben; dentro del denso bosque que tejen dichas raíces, vive una extraordinaria variedad de criaturas, reacias a ser descubiertas, que se esconden de las miradas indiscretas.

Y ahora es el turno de los cayos, una franja de 203 km de islas rodeadas de atractivas y oscuras aguas de color verde jade (solo visible de ese color con el cielo despejado y un sol bien brillante).
"Cayo" es la palabra con la que los primeros españoles designaron a los islotes de tamaño superior a 4 ha. Se calcula que en Florida existen unos 882 cayos.

Existe una "carretera flotante" la Overseas Highway, que enlaza un cordón de cayos que va desde Caya Largo, en el continente, hasta Cayo Oeste (Key West en inglés), que es el punto más al sur de EE.UU, a tan solo 145 km de las costas cubanas.

Henry Flager, socio de Rockefeller y magnate del petróleo, también era el propietario de varias  compañías, además de un enamorado de Key West. Su predilección por la isla le hizo emprender la gran empresa de construir una línea de ferrocarril que comunicara Key West con el continente. Los trabajos quedaron finalizados en 1912 y en 1935, quedaron totalmente destruidos por un huracán. Con los restos de sus puentes se construyó la actual carretera.

Key West es la isla situada al final de la cadena de cayos, enfilada por la Overseas Hwy, y ornada de manglares. Su clima subtropical y la particular forma de vida "laissez faire" de sus habitantes, la convirtieron en un destino muy atractivo para artistas, músicos y escritores durante décadas. También los homosexuales encontraron en Key West un paraíso, y actualmente el colectivo supone el 40 % de la población. Todos los vecinos forman una "gran familia humana" que se ha convertido en el lema de la isla.
Varias calles de la ciudad están bordeadas de casas de madera de aire caribeño pintadas de alegres colores. Entre las personalidades que habitaron en la isla se encuentra Ernest Hemingway, patrono extraoficial, cuya casa se visita como museo.
De todos es conocida la gran afición de Hemingway por la fiesta, y como no podía ser de otra manera, también en Key West existe una amplia oferta de bares de cócteles y locales de diversión nocturna, aunque están llenos a cualquier hora del día, pues aquí se practica mucho el "Duval Crawl" es decir tambalearse de bar en bar.

A nosotros lo que nos ha sorprendido mucho es que la ciudad, de ambiente relajado y nada cosmopolita, está llena de gallos, gallinas y pollitos en estado salvaje, es decir sueltos por las calles y plazas, campando con total libertad a sus anchas. Os podéis imaginar el concierto, pues contagiados del ambiente isleño, cantan a cualquier hora y momento del día o de la noche.

No hemos dejado pasar la ocasión y hemos dedicado una jornada de playa para que el Peque pueda disfrutar del mar y de la arena.

De vuelta al continente, nuestro próximo destino es el estado de Louisiana. En el camino una breve parada en la zona costera norte de Florida, al límite con Alabama, entre las poblaciones de Panamá Beach y Pensacola Beach.
Posiblemente sea una de las playas más hermosas de toda Florida y del país. Su arena es completamente blanca, tan blanca y reluciente que llega a confundirse con nieve; es alucinante !!! Se trata de cristal de cuarzo molido, arrastrado durante siglos desde los montes Apalaches y blanqueado y pulido por el oleaje.

Ya hemos llegado a Louisiana, estado fundado por los españoles, cedido después a los franceses y vendido por éstos últimos a los estadounidenses como parte del Tratado Louisiana Purchase es 1806, en virtud del cual los recién fundados Estados Unidos, pagaron 15 millones de dólares a la corona francesa.

Louisiana es un estado de pantanos, infectados de aligatores, de criollos de piel negra y ojos azules y de acadios francoparlantes; es un lugar donde conviven diversas culturas sin nada en común más que la necesidad imperiosa de comer bien, bailar, bailar y bailar.

La población francófona, apodados cajun, son una étnia importante dentro de la sociedad de Louisiana, responsables de uno de los estilos musicales más extendidos, el zydeco, y artífices de un gran número de platos que dan brillo y popularidad a la gastronomía sureña.
¿Quienes son los cajun? Los colonos franceses, llamados acadian, que habitaban la región canadiense llamada L'Acadie (actual Nueva Escocia) en Canadá, fueron expulsados por los ingleses en 1755 , en lo que se llamó "Le Grand Déréngement", obligados a subir en barcos que los desembarcarían en las zonas pantanosas de Louisiana, despojados de todos sus bienes, salvo aquellos que pudieron viajar con ellos.
Al llegar a su nuevo destino, las tribus indias que habitaban esas tierras, enseñaron a los recién llegados cómo poner trampas, pescar, cazar y éstos a cambio les enseñaron los métodos cultivo importado del Viejo continente. En un error de pronunciación los indígenas llamaron a los acadian, cagian, lo que finalmente derivó en cajun.

La ciudad de mayor atractivo del estado de Louisiana es Nueva Orleans, importante puerto fluvial en el río Mississippi, que adquirió mucha relevancia gracias al comercio y transporte de los productos procedentes de las grandes plantaciones del estado : sobretodo algodón, pero también caña de azúcar, arroz, ganado, tabaco y añil.  
Después de la Guerra de Secesión y con la abolición de la esclavitud, el negocio del algodón dejó de ser rentable y el estado en general entró en un período de letargo decadente, hasta el descubrimiento de petróleo a principios del siglo XX, que supuso un nuevo impulso económico para la zona.

Nueva Orleans es una ciudad despierta 25 horas al día. El barrio más conocido es el histórico Barrio Francés, fundado por los españoles y que conserva admirablemente su trazado original. Está repleto de calles con casas de época construidas con madera y pintadas en variados y vivos colores, donde destacan los bonitos y  trabajados balcones de hierro forjado, que se convierten en verdaderos jardines colgantes.
Una de las calles más visitadas es Bourbon Street (en español Calle de los Borbones), repleta hasta reventar de ruidosos bares con una actividad frenética a cualquier hora del día y por supuesto de la noche; donde la música de las bandas callejeras se entremezcla creando un calidoscopio étnico y musical que te induce a bailar al son de las notas de jazz, dixiland, blues, zydeco, rock, country...; donde los aromas procedentes de las cocinas inundan la atmósfera despertando los sentidos; donde artistas urbanos de lo más variopinto dibujan, pintan, esculpen, hacen malabarismos, equilibrismos, trucos de magia... entreteniendo y animando el paseo, que con semejante mezcolanza de ingredientes jamás puede parecer aburrido.

La atracción más macabra de la ciudad es el cementerio de San Luis, situado en el distrito de Tremé, barrio poco recomendable por la noche. Se trata de un cementerio urbano abochinchado de antiguas tumbas, donde el caos y la decadencia son sus mayores atractivos. En él se encuentran enterrados personajes célebres de la sociedad de la ciudad, como la mayor representante del culto budú, muy extendido entre los descendientes de africanos.
Debido a que Nueva Orleans, se haya situada por debajo del nivel de mar, los difuntos debían ser enterrados en mausoleos por encima del suelo y no enterrados bajo tierra, pues cabía la posibilidad de que los cadáveres salieran flotando en algún momento.

En Nueva Orleans todo se festeja al ritmo de la música, que no cesa en ningún momento. Tanto los funerales, que se convierten en auténticos desfiles por las calles donde no falta una buena banda, hasta las bodas que también consisten en vistosos paseos musicales de novios e invitados.
Pero la mayor de las explosiones de alegría, música, color y desenfreno tiene lugar durante la celebración del Mardi Gras (Carnaval) el acontecimiento más relevante de la ciudad, reconocido mundialmente. Son necesarios once meses de concienzudos preparativos que culminan con un mes entero de fiesta permanente. Menudo descalabro de resaca...

Nosotros nos hemos conformado con disfrutar de lo lindo con la animada música en la calle, donde bandas con verdadero talento amenizan el paso de los transeúntes. Hemos comprado CD que nos recordaran nuestro paso por Nueva Orleans cuando ya estemos lejos...
También hemos catado, con gran placer, algunos de los platos estrella de la gastronomía sureña : el omnipresente pollo frito (súper cuscurreante y sabroso) y el "po boy (chico pobre) que consiste en un megabocadillo relleno de todo lo que os podáis imaginar, hasta ostras rebozadas y fritas, una verdadera joya para los sentidos, aunque algo pringosa porque resulta complicado de comer.

El transcurso del Gran Mississippi por Nueva Orleans, nos ha parecido más bien decepcionante. La ciudad, que debe su importancia pasada y presente al río, le da completamente la espalda. Atracados en sus embarcaderos, algunos antiguos y añejos barcos de vapor, que no invitan demasiado al paseo.
Quizás se deba a que los efectos del huracán Katrina, que en 2005 sumió a la ciudad en un estado de total desesperación, caos, muerte y destrucción, aún se hacen sentir, pese a que los diques han sido reconstruidos.
La tragedia no solo fue la demostración de la ira de la naturaleza, sino que hizo tambalearse el cimiento del país entero :  afloraron de nuevo los problemas raciales, la pobreza y las desigualdades que aún azotan el país.

Algunos expertos afirman que reconstruir Nueva Orleans era un ejercicio de inconsciencia e irresponsabilidad, pues la ciudad se hunde más y más, día tras día, y resulta imposible evitar una nueva catástrofe. Otros, en cambio, concluyen que la reconstrucción es imprescindible, después de todo Nueva Orleans es una pieza esencial de la mezcolanza étnica del país, un lugar oculto entre máscaras y disfraces, una fiesta, una canción y un estado de ánimo, es algo que un huracán no podrá borrar jamás.

Maravillosa Nueva Orleans !!! Siempre única y verdadera Nueva Orleans !!!

De nuevo en carretera, rumbo a nuestro último destino en tierras norteamericanas : la ciudad de San Antonio en el estado de Texas.  

Nada más poner los pies, o más bien las ruedas, en Texas, nos reciben inmensos campos petrolíferos y refinerías, que salpican el paisaje avasallando nuestra mirada con humeantes chimeneas, torres de extracción, conducciones, tubos, estructuras industriales, depósitos de almacenamiento, .... vamos todo de una belleza inconmensurable.

Nuestra visita se va a resumir a la ciudad de San Antonio, que vamos a utilizar como base para los preparativos ante nuestra inminente entrada en México.
San Antonio ciudad fundada por los españoles, es la octava más grande del país, y probablemente la de más sabor tex-mex; no en vano más del 58 % de su población reivindica su herencia hispana.
Históricamente es conocida por haber sido el escenario de la célebre batalla de El Álamo, tantas veces recreada en el cine. Corría el año 1936 cuando Texas, que quedaba dentro de los límites territoriales del recién independizado México, se alzó en armas para reclamar su independencia. El por aquel entonces presidente de la República, el general López de Santa Anna, caudillo, dictador y líder del ejército, derrotó despiadadamente a los insurgentes que se habían atrincherado en la antigua Misión San Antonio Valero, más conocida como El Álamo.
La batalla duró 13 fatídicos e interminables días, durante los cuales el improvisado ejército rebelde que contaba a penas con 300 hombres de variados orígenes : tejanos, mejicanos, irlandeses, escoceses, alemanes... aguantaron estoicamente los embates del asedio por parte del ejército mexicano que reunía más de 3000 hombres; preferían morir por la libertad a continuar sometidos bajo el yugo del déspota dictador.
La batalla de El Álamo se perdió y no hubo prisioneros, pues todos los rebeldes supervivientes fueron cruelmente fusilados. Meses más tarde en la población cercana de San Jacinto, Texas obtendría su independencia de México al vencer a las tropas de Santa Anna que no tuvo más remedio que ceder el territorio. Texas permaneció independiente durante 10 años, tras los cuales se anexionó a la Unión, pasando a formar parte de los EE.UU.
La batalla de El Álamo pasaría a la historia como la lucha en contra de la ventaja abrumadora, un lugar donde hombres de diversas procedencias se sacrificaros por su libertad.
La visita de la antigua Misión San Antonio Valero, fortificada para sus fines bélicos durante la batalla de El Álamo, es el testimonio real de cuanto allí aconteció. Tiene una bonita iglesia, que jamás llegó a consagrarse como tal, pues sirvió como cuartel general y refugio para mujeres y niños durante la contienda. Unos antiguos almacenes donde se ha instalado un sencillo museo y un relajado paseo por patios y jardines.

A parte de El Álamo, San Antonio no ofrece demasiados atractivos : un peculiar y curioso entramado de canales navegables, conocido como River Walk, bordeados de exuberantes jardines que hacen atractivo y refrescante el paseo durantes los cálidos días del verano, además de contar con un generoso número de tiendas y restaurantes.

También nos dimos una vuelta por King Williams Historic District, un barrio residencial que conserva mansiones de finales del s. XIX y principios del s. XX de diferentes estilos, pertenecientes, sobretodo, a acaudalados residentes en San Antonio de origen alemán.

Aprovechamos estos últimos días en USA para hacer algunas compras, instalar un potente filtro de agua (en México el agua potable no resulta ser tan potable) y cambiar los neumáticos de nuestra Cabrania, pues en México nos resultará más difícil encontrar el modelo deseado y el precio probablemente será más elevado.

Y por fin llegó el día. La frontera de Laredo nos espera...

Hemos cerrado nuestra etapa por los EE.UU. Un recorrido que ha durado algo más de cinco meses, durante los cuales muchas han sido las experiencias y las vivencias que hemos experimentado y que os hemos ido relatando.

Los Estados Unidos es un país que bien merece una visita, pues su amplio territorio, variedad geográfica y climática, le confieren condiciones suficientes como para descubrir paisajes de una fascinante belleza natural, consecuencia de complejos procesos geológicos producidos a lo largo de los años.

A pesar de que su historia se considera injustamente a partir de la llegada de los primeros exploradores europeos, enviados por las grandes potencias para descubrir las posibilidades del Nuevo Mundo, la presencia humana en el continente se remonta a 20.000 o 30.000 años A.C, cuando tribus procedentes de Asia cruzaron el, entonces helado, estrecho de Bering (Alaska).
A partir de ese momento muchas fueron las étnias indígenas, con identidad propia, que poblaron esas salvajes tierras y que posteriormente sufrirían las crueles consecuencias del colonialismo. Hoy día,  y a pesar del reconocimiento y resurgimiento del interés por recuperar la cultura y tradición de los ancestros, los descendientes de aquellos primeros pobladores siguen representando una facción marginal de la sociedad estadounidense, que no tuvo derecho a la nacionalidad hasta el año 1947. Yo me pregunto, no son ellos los verdaderos y genuinos americanos ?

USA es un país de iconos y estereotipos donde los hay; exportados al resto del planeta, en gran parte gracias a su floreciente industria del cine.
Lo más curioso es que la mayoría de ellos se corresponden con la realidad diaria que se vive en las calles, no son para nada falsas apariencias creadas a partir del celuloide. He dedicado un álbum a retratar algunos de esos íconos, que nosotros consideramos más relevantes y significativos.

El ciudadano de a pie es amable y no tiene reparos en entablar una afable conversación improvisada. Aunque se muestren curiosos, la verdad es que la mayoría de ellos, poco saben de cuanto pasa en el estado vecino, al margen de grandes acontecimientos de difusión nacional.

La sociedad se debate entre los sectores más conservadores (republicanos) y los más liberales (demócratas), aunque sea cual sea la tendencia política en la Casa Blanca, no deja de percibirse la doble moralidad tan presente en muchos ámbitos de la vida cotidiana.
Está mal visto que una madre amamante a su bebé en público, pues se considera un acto poco apropiado dado la gran repercusión i impacto que tienen los casos de pederastia en la sociedad estadounidense. Sin embargo el libre acceso a la compra de armas está totalmente aceptado y admitido y cualquier debate al respecto jamás ha prosperado.

Es un país de contradicciones, donde el sentido obvio de las cosas, según nuestro modo de razonar europeo, de poco sirve; hay que vivir, pensar y sentir como norteamericano.

Se la ha llamado país de las oportunidades, aunque no creo que el ideal dejó de corresponderse con la realidad hace ya tiempo. Las condiciones laborales son duras y a menudo injusto (claro está, bajo nuestro prisma quizás sobre protector). Según los locales, Estados Unidos siguen siendo país donde es posible destacar y prosperar, siempre y cuando estés dispuesto a trabajar mucho, pero que mucho y no siempre te veas recompensado, al menos de manera inmediata.

Durante nuestra estancia hemos tenido la oportunidad de conversar con diferentes personas, en diferentes lugares, que nos han ayudado a llegar a la conclusión que el nivel de vida general de país es similar al de Europa, si bien las diferencias existentes entre estados pueden llegar a ser notables, de la misma manera que lo son entre los diferentes miembros de la Unión Europea.
En comparación con Europa, los impuestos que gravan las rentas del trabajo son bajos, los impuestos indirectos están alrededor del 9 % de promedio y los salarios medios percibidos algo más altos, pero por contra los ciudadanos tienen a su cargo importantes gastos en materia sanitaria, pensiones y de educación. Es sobretodo en la sanidad y las pensiones donde se producen las mayores diferencias sociales; así por ejemplo, es habitual ver a personas mayores (por encima de los 70 años) trabajando en diversas ocupaciones, pues de lo contrario no podrían subsistir.

En lo que si coinciden todos los americanos, sea cual sea su condición y nivel social, raza, ascendencia, sexo, religión, afiliación política y edad es en el afán consumista que llega a ser asfixiante.
Los centros comerciales a gran escala proliferan por doquier, llegando a extenderse kilómetros y kilómetros antes y después de las ciudades e incluso algunos pueblos; cualquier excusa justifica una ocasión para consumir.
Es sin duda el deporte nacional por excelencia, nada de baloncesto, ni de futbol americano, ni siquiera de béisbol, donde se ponga una buena jornada de compras que se quite lo demás.

Algunas curiosidades nos han sorprendido, por ejemplo el hecho de que a la entrada de cualquier pueblo o ciudad, pero sobretodo pueblos, por pequeños que sean, aparecen expuestas en la carretera un buen numero de placas informando sobre los distintos clubs o asociaciones que tienen sede en el lugar : Rotary, Lions, Masonería, Kiwanis, Optimist, Pilot, Veteranos de guerra, en algunos casos solo falta el escudo del Betis.
Otra particularidad que nos ha sorprendido es la inmensa cantidad de iglesias y centros de culto de diferentes confesiones que existen en los pueblos, casi tantas como hamburgueserías; algunos llegan a tener un centro por habitante, y con nombres de lo más variopinto y singular, ahí van algunos de ellos para que os hagáis una idea :
Iglesia Luterana.
Iglesia Metodista.
Iglesia Ligthouse.
Iglesia Evangelista.
Iglesia Bíblica.
Iglesia Living World.
Iglesia de Cristo
Pentecostal Church of God.
Iglesia Bautista.
Iglesia de Jehova.
Iglesia New Bethel.
Iglesia Asamblea de Dios.
Iglesia Adventista.
Primera Iglesia Cristiana de Cristo.
Iglesia Presbiteriana.
Iglesia Episcopal.
Y como no, iglesia Católica (la menos abundante).

Yo me pregunto si habrá oídos para tanto predicador.

Así el país de las libertades fingidas, donde se respira un espíritu en extremo patriótico, siempre y cuando se trate de defender la honra nacional en el exterior, sino cada uno es del estado en el que lo trajeron al mundo y el resto... no hay resto.

En fin que nos espera México lindo y querido, más cercano y próximo a nuestra latina procedencia.
Nos tiene algo preocupados el hecho de que la mayor parte de los viajeros que actualmente están viajando por México, o aquellos que ya lo hicieron en el pasado, no han visitado el centro del país por miedo a la delincuencia y el crimen organizado. Prefieren recorrer el estado de Baja California y pasarse directamente hasta los estados de Chiapas y Yucatán que parecen no ofrecer tanta inseguridad ni peligro.
Nuestra ruta estaba diseñada recorriendo la zona central, donde se concentra la mayor riqueza en ciudades y villas coloniales, además de algunos yacimientos arqueológicos importantes. Hemos conversados con mexicanos-estadounidense solicitando sus recomendaciones y su parecer al respecto y la consulta ha resultado infructuosa, pues los que peores opiniones tiene sobre México son justamente los mexicanos que viven fuera del país.
También hemos pedido consejo a policías en la frontera, que nos han tranquilizado un poco, pues nos han comentado que ciertamente existen estados que es mejor evitar o pasar deprisa (Michoacán, Sinaloa, Zacatecas) y que por el resto las opciones de tener un mal encuentro no tiene porque ser más altas que en cualquier otro país.
Así pues hemos decidido mantener nuestro itinerario inicial, tener confianza y pasar la franja fronteriza, especialmente conflictiva, a toda marcha y sin detenerse.

Pasamos de largo Monterrey, tercera ciudad más importante del país, por estar dentro de la zona de influencia fronteriza. Hacemos noche en Saltillo como simple parada técnica.
Nuestra verdadera primera etapa en tierras mejicanas empieza en la ciudad de Zacatecas, capital del estado del mismo nombre, que resulta ser una zona caliente debido a un grupo de crimen organizado llamado "Los Zetas", pero eso lo hemos sabido después.

Zacatecas, patrimonio de la Unesco, es una ciudad provinciana, de carácter tradicional y nada sofisticado. Fue un importante centro minero desde la época de la conquista, con una legendaria mina llamada Edén, con actividad ininterrumpida desde 1546 hasta los años 80. Dominan la ciudad dos cerros, el cerro de El Grillo y el cerro La Bufa, desde los cuales se divisa una excelente panorámica de la ciudad. Ambos cerros están comunicados por un teleférico que también ofrece interesantes vistas. El día que nosotros nos subimos hacía bastante viento y la cabina se balanceaba sobre el cable produciendo una sensación de vértigo considerable; el único que se divertía de lo lindo era Ion, que disfrutaba con el vaivén como un loco.

El cerro de La Bufa es un agradable paseo a las afueras de la ciudad. En la parte más alta, dominando el paisaje, existe un mausoleo donde se encuentran sepultadas las personalidades zacatecienses más relevantes en todos los ámbitos.

Visitamos la mina de Edén y resulto una bonita e interesante experiencia para todos. La visita empieza con un trayecto de unos 400 m de longitud subidos en una vagoneta, por la galería principal de la mina. Después un museo o exposición de minerales, dentro de una galería minera, todos ellos sorprendentes y muchos procedentes de la propia mina.
Después una completa visita guiada por los cuatro niveles de galerías que conformaban la mina, hasta una profundidad de más de 400 m. Bajo el último nivel o el más bajo de los cuatro se encuentra un lago natural subterráneo cuyas aguas son de color turquesa debido a la gran concentración de minerales en disolución.
Durante el recorrido la guía nos explica curiosidades, leyendas, datos técnicos sobre la extracción y procesamiento de los minerales, sobretodo plata y oro.
El itinerario recrea, en un escenario real, el trabajo en la mina en distintas épocas de su explotación, desde la época de la conquista española hasta el siglo XX poco antes de su cierre; los maniquíes, utensilios y maquinaria originalmente utilizada, nos enseñan de manera visual y práctica en las duras condiciones en que se desarrollaba el trabajo en diversas situaciones, como por ejemplo durante los accidentes. Ha sido de lo más didáctico a la vez que ameno y divertido.
En la actualidad en la mina se ha instalado una discoteca pública, que a menudo se alquila para celebraciones y fiestas privadas.

Nosotros hemos aprovechado la ocasión para comprar algunas cosillas de plata.

Zacatecas tiene un trazado muy peculiar, con calles empedradas muy empinadas, todo ello al más puro estilo colonial. Resulta muy agradable callejear sin rumbo, descubriendo una arquitectura tradicional repleta de casas históricas y mansiones señoriales, conventos, iglesias y un sin fin de relajantes placetas.
Las calles son un hervidero de actividad, comercios, bares, restaurantes, puestos de comida, de artesanía, de productos de la región, y bancos, con colas quilométricas de pacientes clientes que inundan las estrechas aceras.

Como elementos que yo destacaría, la catedral emplazada en la plaza de armas, domina el corazón de la ciudad. Con una fachada churriaguesca suprema, ángeles, flores y frutas adornan los pilares, pedestales, columnas y hornacinas en apabullante frenesí.

La plaza de armas y una de sus mansiones coloniales, el Palacio de la Gobernación. Como nuestra visita ha coincidido con las fiestas navideñas, en la plaza habían instalado una pista de patinaje sobre hielo, que hacía las delicias de grandes y pequeños.

La nada ostentosa iglesia de Fátima, construida con ladrillo rojo, con unos hermosísimos vitrales, no tanto por el diseño o la técnica empleada, sino por la calidad de los vidrios que los hace igual de bellos desde dentro del templo como desde fuera.

En la ciudad existen varios museos interesantes, no hemos visitado ninguno para no agobiar más de la cuenta al peque, que ya tiene suficiente con los city tours que le damos. Sin embargo uno de ellos, el Museo Rafael Coronel se haya ubicado en las ruinas de un antiguo convento de San Francisco de Asís. Hemos paseado por los patios semi derruidos, por entre muros caídos, observado estancias despojadas, fisgoneado entre grietas y nos hemos impregnado del espíritu de sosiego y la sensación de serenidad propias de un convento, que permanecen imperturbables al paso del tiempo.

Los elegantes jardines Enrique Estrada y su impresionante acueducto del siglo XVIII que conducía agua a la ciudad.

En una de las múltiples plazas de Zacatecas, bajo una fina llovizna y con un frío de los que cala en los huesos, hemos presenciado una representación lírica de Las Pastorelas, la versión mexicana de Els Pastorets, con personajes ataviados con trajes tradicionales de la región y diálogos en rimas burlescas que ha resultado todo un descubrimiento. Teníais que ver las risas de Ion cuando salían a escena Satanás y los demonios, no creo que entendiera nada del diálogo, pero se moría de la risa con la exagerada y cómica gesticulación teatral. Ha sido una experiencia divertida que además de sonrisas no ha deparado un buen resfriado.

Dejamos atrás Zacatecas para dirigirnos a una Guadalajara, la segunda ciudad más importante del país.

Una gran metrópolis de 1,6 millones de habitantes, cuyo centro histórico es patrimonio de la Unesco.

El centro encierra algunas joyas coloniales, la monumental catedral basílica de diversos estilos, el teatro Degollado de estilo neoclásico con un interior profusamente decorado, el barroco Palacio de Gobierno y diversas plazas, a saber la Plaza de Armas, de la Liberación y Tapatía.

En el interior del patio central del Palacio de Gobierno una hermosa escalinata da acceso al nivel superior. La decoración de la misma son murales de un pintor mexicano muy conocido, José Clemente Orozco, que recrean uno de los personajes más populares y queridos del país, en uno de los episodios más memorables de la historia mejicana, el cura Miguel Hidalgo, insurgente que llamó a las armas al pueblo en pos de la independencia del país.

Las plazas de la ciudad son hormigueros con actividad frenética, sobretodo porque se aproxima Navidad, y el ambiente festivo se respira por cualquier rincón.

Sin duda uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad es el actual Instituto Cultural Cabañas, un antiguo hospicio de 1805, que constituye el mayor edificio colonial de América y una de las cimas de la arquitectura neoclásica mexicana. No hemos podido visitar el interior que cuenta con 22 cúpulas y una impresionante cúpula central.  Nos queda el consuelo de haber podido disfrutar de su impresionante vista exterior que es una auténtica maravilla.

Cerca de aquí se encuentra el Mercado Libertad, el mayor mercado cubierto de la ciudad. Nos hemos atrevido a entrar y ... menuda locura!!!! Un laberinto de tiendas y puestos de los más variados productos : ropa, artesanía, sombreros, maletas, bolsos, botas, zapatos, artículos y ropa de la casa, juguetes, instrumentos musicales, discos, fruta, verdura, pescado, carne... de todo y más.
Nos ha permito degustar una muestra de la gastronomía local : la torta ahogada, un súper bocadillo relleno de casi todo, servido en un plato inundado de una salsa con tomate, de ahí lo de ahogada.

Dejamos Guadalajara, que es una gran ciudad, pero no ha despertado en nosotros nada especial.
Nos dirigimos a un RV Trailer Park, o lo que es lo mismo un cámping para caravanas, situado a las afueras de la ciudad, donde organizar nuestra particular fiesta de Navidad y poder comunicarnos con la familia y amigos tranquilamente por Skype.
Preparamos nuestra cena de Nochebuena a toda regla, con turrones y polvorones españoles comprados en Florida, vinos y champán californianos;  incluso Papá Noël nos ha visitado, dejando regalos para Ion y para sus papás, claro que tuvimos la precaución de escribir la carta con antelación...

La siguiente etapa es una zona rural donde nos espera el volcán Paricutín, en el corazón del estado de Michoacán.

El recorrido para llegar hasta el pueblo de Angahuan, base para explorar el volcán, ha resultado largo y difícil por la lluvia incesante y el mal estado de las carreteras. No obstante ha sido gratificante pues hemos tenido la ocasión de atravesar aldeas y pueblitos de lo más auténticos, con gentes que trabajan la tierra como antaño, pastorean sus animales, viajan en caballo y visten con las tradicionales vestiduras, explosión de color.
Sin duda que no es un trazado o ruta muy frecuentado por turistas, pero a pesar de las dificultades ha valido la pena echar un vistazo al entorno más rural, tradicional y nada contaminado por la industria del turismo.

Llegamos a Angahuan tarde, por lo que dejamos la visita del volcán para el día siguiente. Por suerte el día amanece algo más despejado y la falta de bruma no permite admirar las vistas del magnífico volcán Paricutín, uno de los volcanes más jóvenes del mundo que entró en erupción por primera vez en febrero de 1943. Entre atronadoras explosiones su cono creció más de 330 m en un solo año. La ceniza y la lava sepultaron dos pueblos y, aunque no hubo ningún muerto, más de 4.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Posteriores explosiones, la última en 1952, dejaron al volcán con su actual aspecto, un cono pelado de 420 m.
Como si de un espejismo se tratara, de entre el mar de lava solidificada, emerge la torre de la iglesia de uno de los pueblos enterrados por el volcán. Su contemplación es una experiencia extraña y algo desapacible incluso, pero difícil de repetir e inolvidable.

Camino de nuevo hacía la "civilización" nos dirigimos a nuestro próximo destino la villa de Pátzcuaro, situado en la orilla del lago del mismo nombre.

Se trata de un pueblo con apelación "Pueblo Mágico", y en verdad que lo es. Envuelto de una tradición encantadora, nos hemos encontrado muy a gusto y cómodos en él, nada más llegar. De trazado colonial, sus calles adoquinadas con altas aceras, están rodeadas de casas solariegas de planta baja, encaladas en blanco con zócalo granate. Puertas macizas de madera, enmarcadas en molduras de piedra, ventanas con hermosas rejas de hierro forjado, de nuevo enmarcadas en piedra. Tejados de teja esmaltada.
Y así es todo el pueblo, harmónico y acogedor.

Encontramos comercios por doquier; los de artesanía con piezas de mucha calidad y belleza, como la madera lacada y decorada con óleos y oro de 23 quilates, o mascaras de madera utilizadas por carnaval, con motivos demoníacos y de animales grotescos. Hay que decir que unas de las celebraciones más importantes del calendario mexicano es El Día de los Muertos; el culto a la muerte está muy extendido por todo el país, de manera que uno de los personajes más tradicionales y queridos es la Katrina, un esqueleto femenino ricamente ataviado con ropajes, sombreros y joyas, que se puede encontrar bajo todos los formatos : cerámica, papel maché, madera...

Las plazas son lugares de encuentro y recreo, donde es fácil disfrutar de coloridos espectáculos de danza y músicas folk. El paseo por las calles es francamente entrañable, sin duda nos ha conquistado, lo adoramos.

La Plaza de Armas o Plaza Mayor, rodeada de soportales está bordada de cafés, restaurantes y puestos ambulantes de comida y bebida. Es difícil pasar hambre en México !!!!

Hemos visitado un bonito convento, llamado el de los 11 patios, en donde se ha instalado un gran centro de artesanía local. Pasear por los sombríos patios, donde el sonido relajante del agua salpicando en las fuentes, desafía el místico silencio... el lugar es encantador.

Nos vamos de Pátzcuaro muy satisfechos de nuestra visita, ha sido simple y llanamente Mágico.

Damos una vuelta alrededor del lago de para visitar alguna de las aldeas situadas a sus orillas. Cada una de ellas está especializada en un trabajo artesanal concreto : máscaras, madera lacada, cerámica negra, bordados...
Visitamos Tocuaro donde se elaboran las más cotizadas máscaras en madera decorada. Curioseamos en varios talleres y tenemos la oportunidad de hablar con los artistas que, amablemente nos atienden y nos explican el significado de la simbología de sus sorprendentes trabajos. Aunque no compartimos la pasión por la temática mortuoria o satánica, el esmerado arte que muestran sus obras es admirable.

Partimos rumbo a la capital del estado de Michoacán, Morelia. Este estado es uno de los más temidos incluso por los propios mexicanos, pues cuentan con altos niveles de delincuencia y crimen, la presencia policial y militar es muy frecuente en carreteras, pueblos y aldeas, con frecuentes controles y patrullas, con efectivos armados hasta los dientes. Sin embargo los michoaquenses son amables y serviciales, y ha hecho nuestro paso por estas tierras haya sido agradable y por suertes sin incidentes.

Así pues llegamos a Morelia, ciudad colonial bautizada por los españoles como Valladolid, que posteriormente recibiría su actual nombre en honor al héroe local e hijo predilecto de la villa, José María Morelos, cura que encabezaría el fracasado segundo intento de independencia del país, y que le llevó al patíbulo.

Morelia es una ciudad que rezuma elegancia y distinción, con un centro histórico que ha conservado su carácter español con el paso de los siglos; incluso los nuevos edificios emulan a los antiguos y han sido construidos en caliza roja, lo que da al conjunto su apacible aspecto harmónico.

Iniciamos nuestro recorrido encaminando nuestros pasos hacia la catedral, majestuoso templo mezcla de estilos neoclásico, herretiano y barroco. La siguiente parada es el Templo de las Rosas, actual conservatorio de música y antiguo hospicio y convento dominico. No hemos podido visitar el interior, pues estamos inmersos en período vacacional de escolares y está cerrado al público; no obstante su fabulosa fachada barroca garantiza un interior igualmente bello. Destaca la doble portada típica de conventos de monjas y las escalofriantes gárgolas en forma de cocodrilo.
La siguiente parada en nuestro descubrir Morelia es el Palacio Clavijero, antiguo colegio jesuita, y actual edificio administrativo, cuyo vasto patio interior presenta elegantes arquerías.

Una nota al margen en relación a las órdenes religiosas presentes en el México de la Conquista: aunque los primeros en llegar a la Nueva España fueron los franciscanos, dominicos y agustinos, estos se encontraron con importantes problemas para comunicarse con los indígenas que hablaban infinidad de lenguas ininteligibles para  ellos. La labor evangelizadora que les había sido encargada desde la corona, no acaba de dar sus frutos, razón por la cual se decidió enviar al Nuevo Mundo otra orden religiosa con más recursos intelectuales y económicos, la Compañía de Jesús, que invirtió grandes esfuerzos en aprender la lengua de los indios y en traducir un catecismo a la lengua índia y española. La labor de los franciscanos, muy presentes en estas tierras, se encaminó a fundar misiones por todo lo largo y ancho del recién conquistado territorio, en donde se convertía a la población local mediante el bautizo católico y se enseñaban técnicas agrónomas importadas de Europa; fueron pues los responsables, entre otras cosas, de la introducción de nuevos cultivos y del ganado.

Continuamos nuestra visita por Morelia dirigiéndonos hacia el Templo de la Compañía de Jesús que funciona como biblioteca pública, con un bonito mobiliario y una impresionante colección de volúmenes de más de 400 años de historia.
También pasamos un buen rato recorriendo la casa natal del hijo predilecto de la ciudad, José Mª Morelos.

Después decidimos ir paseando hasta el acueducto que en el siglo XVIII  conducía el agua desde un pozo, distante a 8 km, hasta las 30 fuentes públicas y 150 caños particulares de la ciudad. El tramo final de 1,5 km consta de 253 arcos, algunos de ellos de 10 m de altura. La calzada de fray Antonio de San Miguel, quien mandó construir el acueducto, comunica el final del mismo con el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.

Esta iglesia del siglo XVIII, de fachada barroca, tiene un interior totalmente deslumbrante que te deja anonadado nada más traspasar la puerta principal. Las paredes, techo y cúpula están recubiertas por rosetas y otros motivos florales de arcilla, delicadamente decorados con vivos colores y, como no, dorados por doquier. Resulta exuberante y cautivadora, pues no puedes dejar de mirar a un lado y al otro, descubriendo nuevas formas y harmónicas gamas de colores.

De nuevo en carretera para entrar en el estado de Guanajuato, cuya capital, del mismo nombre, va a resultar un nuevo y sorprendente descubrimiento...

Guanajuato va a ser nuestra sede para celebrar el Año Nuevo, así pues nos hemos hecho con algunas cosillas, como por ejemplo uvas, para festejarlo lo mejor posible. La gente está totalmente alborotada con los preparativos de la fiesta y las calles están impracticables.
Después de hablar con la familia, nos hemos ofrecido una buena cena y para poder comer las uvas con Ion hemos adelantado el reloj y la media noche ha llegado a nuestra Cabrania a las 22 h.
Al día siguiente, aprovechando que la mayoría está de resaca, hemos acampado libremente y sin demasiada gente por las tortuosas de la ciudad.

Guanajuato es una ciudad, patrimonio de la Unesco, que nació y cobró importancia con el descubrimiento de ricos yacimientos de oro y plata, algunos de ellos aún en plena actividad. Se ubica en un cerrado valle de difícil acceso, rodeado de cerros que, con el crecimiento desmesurado de la población, se han visto edificados en un revoltijo multicolor de sencillas casas a lomos de ondulantes colinas. Podéis imaginaros como son las calles de Guanajuato: con pendientes de vértigo, empedradas, estrechas, tortuosas y prácticamente sin aceras... y se me olvidaba, un montón de túneles; para deciros que algunas de las calles más importantes, tienen grandes tramos subterráneos, por cierto nada aconsejables.
Vamos de lo más cómodo y aconsejable para un relajado paseo.

Con todas estas particularidades, la circulación es una locura, sobretodo con un vehículo de las dimensiones del nuestro. Cabrania ha permanecido estacionada en un RV Trailer Park; para entendernos, algo así como una especie de cámping para caravanas.

A pesar o gracias a estas vicisitudes, la ciudad tiene un ambiente rústico, donde la tradición se respira en cualquier rincón de sus apacibles y discretas plazoletas. Tan solo en las calles aledañas a la catedral, centro neurálgico de la ciudad, se observa algo más de la sofisticación, por otro lado propio, de una capital de estado.
Es el primer lugar de nuestro itinerario en México donde hemos encontrado otros turistas extranjeros, que como nosotros callejean sin rumbo descubriendo aquí y allá bonitos rincones.

Guanajuato cuenta con una arquitectura colonial importante, con edificios históricos de relevancia. Para destacar algunos de ellos:
La ya mencionada catedral, el Teatro Juárez de estilo neoclásico, es la sede del Festival Cervantino, el festival cultural internacional más importante del país y de Latinoamérica. Hay que decir que Guanajuato es capital cervantina mundial, se venera la figura de Miguel de Cervantes y del Quijote, incluso existe un museo iconográfico del famoso hidalgo, donde se recogen el mayor número de obras de arte relacionadas con el personaje, que existen en el mundo, trabajos de Dalí, Picasso y Daumier.
La tradicional tuna o estudiantina, o como aquí la llaman, la cervantina es una atracción que goza de mayor popularidad que los Mariachis. Se alquilan para amenizar fiestas privadas e incluso venden entradas para sus espectáculos.
Tuvimos la oportunidad de visitar el gran Teatro Juárez en su interior. Fue fascinante, con una decoración es estilo morisco, rico en artesonados de madera decorados con motivos árabes y brillantes colores, todo un lujo de refinamiento y distinción. Ya en el exterior del teatro, delante de la escalinata de acceso se estaba celebrando un Festival de Actores Urbanos al aire libre; fue muy divertido presenciar alguna actuación, con gran éxito y gran afluencia de entregado y participativo público. Dentro del marco de la Navidad, en las ciudades mexicanas se organizan amplios programas de actividades gratuitas al aire libre, que incluyen actuaciones de música, teatro, talleres, atracciones y juegos infantiles.

Aunque en la ciudad existen otros museos de calidad, nosotros nos hemos decidido por el de la casa natal de Diego Rivera, en la actualidad museo sobre su vida y su obra. En la casa, de estilo colonial, se exponen dibujos y pinturas del artista en las habitaciones del piso alto, en tanto que en la planta baja se conservan las estancias familiares con muebles y objetos de finales del siglo XIX.
A pesar de que la colección que se exhibe no cuenta con las mejores, ni más conocidas obras del artista, nos ha servido para conocer a través de bocetos, gravados, dibujos y pinturas algo más sobre sus primeros pasos en el mundo del arte, las diferentes etapas de su obra y la visión que tenían de Diego, otros artista de su época que convivieron con él, como algunas de sus más conocidas amantes.

Para disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad hemos subido a un funicular que no ha llevado hasta lo alto de un cerro, desde el que se divisaba Guanajuato en todo su esplendor: un baño de auténtico color mestizo.

Para rematar nuestra estancia hemos recorrido una carretera panorámica que rodea la ciudad para divisarla desde cualquier ángulo, sin dejar un punto de vista por explorar. En algunos tramos, el aspecto de los barrios es muy humilde y en otros, sencillamente ruinoso... todo forma parte de una gran ciudad reducida a formato de pueblo grande: Lindo Guanajuato!!!

Nos espera San Miguel El Mayor, más conocido como San Miguel de Allende, en honor al héroe de la Independencia, Ignacio Allende, que nació en la ciudad.

San Miguel, patrimonio también de la Unesco, es para México lo que Brujas para Bélgica, una deliciosa bombonera.
Ciudad que conserva exquisitamente todos sus atractivos coloniales: bellas casonas, animadas plazas, calles tradicionales, iglesias y templos majestuosos, y sobretodo vida, mucha vida y movimiento en cualquier rincón.
San Miguel goza de una importante colonia extranjera, sobretodo jubilados norteamericanos, la cual cosa confiere al lugar un contexto más cosmopolita que en otros puntos del país, sin perder su autenticidad. En todo caso para lo que si ha servido la presencia extrajera, es para que todo esté especialmente cuidadito y limpio. Los  comercios o restaurantes en antiguas casas coloniales, son de un gusto notable y las cosas en general están mejor dispuestas.  
Realmente se hace muy agradable pasear y callejear por San Miguel. Los yanquis diseminados, aunque se ven a la legua, no contaminan demasiado el espíritu de la ciudad e intentan, a su manera, integrarse.

Las mansiones coloniales, con fachadas ricamente ornamentadas, disponen de amplios patios interiores que invitan al descanso y al refresco. Alguna de las más destacables son la Casa del Mayorazgo y la propia casa de Allende, ejemplos notables de elegante suntuosidad.
Dos ejemplos curiosos son la Casa del Inquisidor y la Casa de la Inquisición, con sobrias fachadas, adornadas con bellas ventanas y balcones, que muy bien sugieren los cometidos que en su interior se llevaron a cabo.

La Parroquia es una iglesia que destaca por su fantástico exterior neogótico, que recuerda ligeramente al estilo Gaudí. Otras iglesias bonitas que hemos visitado son el Oratorio de San Felipe Neri y el Templo de San Francisco.

Al final de la tarde no hemos perdido, intencionadamente, en un mercado al aire libre de artesanía. Ha sido interesante y muy satisfactorio ver, admirar tantas cosas bonitas... México es un paraíso artesanal. Dispone de infinidad de técnicas y artes bien específicos de cada región o estado, a cual más hermoso.
Resulta difícil no sucumbir a la tentación de comprar un poquito de cada cosa y llevarte a casa un trocito de cada rincón del país.

Antes de dejar la complaciente San Miguel, nos acercamos a Atotonilco, una pequeña población situada al norte a unos cuantos kilómetros.

En la humilde aldea de Atotonilco se encuentra una de las iglesias que más me ha impresionado en mi vida, la iglesia de Jesús Nazareno, patrimonio de la Unesco. El exterior no llama la atención, es sobrio y sin exceso de adornos, pero el interior, el interior es una verdadera MARAVILLA en mayúsculas. Tanto los muros, como los techos, como la cúpula están totalmente pintados al fresco con escenas bíblicas de una calidad admirable.
Se trata nada menos que de una Biblia visual. Aunque parece un concepto muy novedoso, muy de nuestro tiempo, en el siglo XVIII el padre Luís Felipe Neri de Alfaro, tuvo la ocurrencia de enseñar de este modo, los pasajes más importantes de las Sagradas Escrituras, a los indígenas con los que no se podía comunicar verbalmente, por desconocer su lengua.
Así pues, no en vano se la conoce como la Sixtina Mexicana. Cualquier cosa por poner ante los ojos de los fieles sencillos y no letrados todas las escenas de la Historia de la Salvación y la Doctrina de la Iglesia, en definitiva un plan evangelizador total, sin obstáculos.

Pero además este templo despierta gran devoción por otro motivo: en la mañana del 16 de septiembre de 1810, el padre Miguel Hidalgo Castilla, tomó de este santuario el estandarte de la Virgen de Guadalupe, que después presidiría la lucha por un México independiente. Por ese motivo también se conoce a la iglesia como "Santuario de la Patria".

Para nosotros, al margen de otros significados, la contemplación de las pinturas ha resultado una experiencia muy gratificante que hemos disfrutado plenamente.

De nuevo en carretera, rumbo a nuestra próxima ciudad: Querétaro, capital del estado del mismo nombre, patrimonio de la UNESCO por su herencia colonial.
Para desgracia de los mexicanos, esta ciudad es también célebre pues en ella se firmó el Tratado Guadalupe Hidalgo en 1848, por el cual México cedía a los Estados Unidos la mitad de su territorio, como tributo por su derrota en la guerra mexicano-estadounidense.

Querétaro no nos ha sorprendido de manera especial, si bien posee un bonito centro histórico de estilo colonial. No nos ha cautivado como otras ciudades, por lo que nuestra visita ha sido breve.

Nuestros pasos se encaminan rumbo a Teotihacán, primer destino arqueológico de nuestro viaje en México.

Por el camino pasamos por Tula, la que fue capital de la civilización tolteca. Los restos de tan grande ciudad, importante en el panorama histórico precolombino, se reducen a unas cuantas ruinas mal conservadas de las que solo destacan los Atlantes, grandes esculturas de piedra de guerreros, que se cree sirvieron de pilares a la techumbre de un templo.

Siguiente alto en el camino el museo del Virreinato, patrimonio de la UNESCO. Que pasada, que pasada, que pasada. La visita ha sido formidable.
Se trata en realidad de un antiguo seminario de jesuitas, que alberga en la actualidad uno de los mejores y más importantes museos de arqueología del país, además de una de las iglesias más sorprendentes del país, la de San Francisco Javier.

El museo está ubicado en un edificio histórico formidable. Su contenido es ejemplar, no solo por la calidad de las piezas expuestas, sino también por la gran cantidad y variedad de información que se da al visitante, presentada de un forma rigurosa y muy, muy didáctica y amena. Ha sido un verdadero placer la visita y sobretodo de lo más enriquecedora desde el punto de vista cultural pues hemos aprendido muchas cosas y aclarado otras.
El otro plato fuerte del Museo del Virreinato es la visita de la Iglesia de San Francisco Javier. Cuando la observas desde fuera, su hermosa fachada churriaguesca es tan solo un aperitivo para lo que te espera en el interior.
Es una de las tres iglesias más soberbias del país. La magnificencia de su interior es deslumbrante, con impresionantes retablos barrocos, estucos en muros y cúpulas, delicadas decoraciones y mucho, mucho dorado.
Dos de sus capillas son especialmente fastuosas: el Relicario de San José y el Camarín de la Virgen, ambas superan cualquier expectativa y dejan anonadado al más aséptico de los visitantes.

Por fin llegamos a Teoticuhacán, cuna de una de las grandes civilizaciones de Mesoamérica, que llegó a ocupar una superficie de 20 km2 y llegó a tener 125.000 habitantes. Dominó la vida en la región durante 500 años, y después fue abandonada hacia el 650 A.C. por motivos desconocidos, aunque se supone fue por el agotamiento de los recursos naturales.
En la actualidad la zona que se visita es tan solo el 10 % del volumen total que ocupa la zona arqueológica protegida.
Su visita se inicia por la calzada de los muertos, una gran avenida de la cual los 2 km restaurados solo son una parte, pues se desconoce su final. A todo lo largo la bordan restos de palacios y edificios administrativos de la ciudad de Teotihuacán. Su nombre se lo debe a los aztecas, contemporáneos del pueblo de Teotihuacán, que creyeron que esos edificios eran en realidad tumbas reales.
A un lado la inmensa pirámide del Sol, una de las mayores del mundo. Para ascender a la cima una interminable escalinata, sumamente empinada y de escalones altos y estrechos. Vertiginosa y extenuante.
Desde lo alto una incomparable vista panorámica de la totalidad del conjunto y sobretodo de la hermosa y elegante pirámide de la Luna, que cierra la calzada de los muertos.
Es un momento mágico, para disfrutarlo sin prisas; respirar hondo y recorrer con la mirada, perdida en el horizonte, los restos de esta importante civilización, intentando imaginar la vida en la ciudad.

Otros edificios destacables son el palacio de Quetzalpapálotl y el templo de Quetzalcóatl.
El Palacio de Quetzalpapálotl (palacio de pájaro quetzal y la mariposa) fue edificado sobre un antiguo palacio llamado de los caracoles emplumados. Los restos de este primigenio palacio incluyen pinturas murales de gran belleza y rico colorido, sorprendentemente bien conservadas, donde la figura central son motivos marinos, caracoles, adornados con tocados de plumas.
El patio del segundo palacio cuenta con hermosos pilares tallados con la figura del pájaro-mariposa que le dan nombre. También se pueden admirar restos de murales con jaguares y de zonas de uso cotidiano como habitaciones, en donde se puede apreciar el complejo sistema de evacuación de aguas residuales y de distribución de agua limpia que existía en la ciudad.

El templo de Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, construido hacia el 200 D.C, quedó sepultado por la posterior construcción de una pirámide. En la actualidad se puede observar parte de una fachada original del templo, totalmente cubierta con mascarones del Quetzalcóatl y del dios de la lluvia Tláloc. Realmente sorprendente y digno de ser admirado con todo detenimiento, para dejarte seducir por todo el lujo de detalles.  

Uno de los aspectos más desdeñables de México es la omnipresente corrupción policial, mal que afecta por igual a turistas y autóctonos, como una verdadera plaga.
Sabíamos que esto era así y que en algún momento podíamos ser objeto de algún intento de soborno o "mordida".
Y llegó el momento, en este caso fueron lo policías municipales en el pueblo de Reyes justo en el límite entre el estado de Distrito Federal (la capital) y el estado de México.
Pues bien, nos pararon dos patrullas y nos informaron de que estábamos infringiendo una ley según la cual no podíamos circular en coche en el estado de DF. Al preguntarles exactamente por el contenido de la ley, todo fueron ambigüedades e imprecisiones. El importe de la sanción era de 8.000 pesos (para que os hagáis una idea de la burrada que suponía el importe, las multas máximas que se suelen poner en México por infracciones mucho más graves como saltarse un stop o un semáforo son de 200 ó 300 pesos), cual sería nuestra sorpresa que no sabíamos si reír o llorar.
Los agentes no querían oír nuestras disculpas y razones por ser turistas y desconocer dicho reglamento, ni tampoco querían conducirnos a la comisaría para intentar convencer al superior al mando. Insistían en resolver el tema rápido y pagarles a ellos la multa en efectivo en ese preciso momento. Después de un rato nos rebajaron el importe a 4.000 pesos, después a 1.000 pesos, pero nosotros seguíamos reacios a pagar absolutamente nada a menos que nos condujeran a comisaría para realizar el pago allí, o bien que nos extendieran un recibo o comprobante.
Ante la negativa a lo uno y lo otro, simulamos llamar a la embajada para informarnos de nuestros derechos y, ahí se produjo el milagro. Uno de los agentes, el que parecía estar al mando, simulo hablar por teléfono con su superior el cual le indicó que nos dejaran marchar sin pagar, por esta vez !!!!. Dimos las gracias y pusimos pies en polvorosa. No obstante, llenos de indignación, no nos resignamos y en la primera gran ciudad a la que llegamos, Puebla, nos dirigimos a la oficina de turismo para informarnos sobre el famoso Plan de restricción de tráfico en el estado del DF y comentarles lo que nos había ocurrido.
Efectivamente, existe un plan para reducir la contaminación en todo el DF, que consiste en no dejar circular determinados coches durante un día concreto de la semana. Quiere decir que según lo cual nuestro vehículo tenía prohibido circular el lunes y no el jueves, día en que pretendían multarnos al efecto.
Para colmo el pueblo en que nos pararon no está dentro de los límites del DF, sino fuera, donde no se aplica dicha restricción.
Total, un jaleo monumental. Por suerte para nosotros, esta vez acabó bien y barato, pero quién sabe como será la próxima, si la hay. Lo que si es cierto, es que con algo más de experiencia en este tipo de situaciones, uno reacciona con más serenidad y sangre fría, factores que resultan esenciales cuando te encuentras en aprietos similares.

En un viaje largo se dan todo tipo de vivencias y, por desgracia, en esta parte del mundo estas suelen ser frecuentes. En fin, a por otra cosa y a seguir adelante sin que estos pequeños conflictos nos mengüen nuestras ganas de aventuras.

Puebla es nuestro próximo destino, una brillante ciudad colonial, como no, patrimonio de la UNESCO.

Su nombre real Puebla de los Ángeles, fundada por los españoles de nueva planta, es decir, donde nunca había existido ningún otro asentamiento humano, lo cual hizo posible que su urbanismo fuera al más puro estilo colonial: calles en cuadrícula que desembocan a un plaza Mayor o de Armas, donde se encuentran ubicados la iglesia y los edificios administrativos más relevantes.
Puebla fue un centro comercial importante pues era de paso obligado para aquellas caravanas cargadas de mercancías procedentes de Europa, transportadas por barcos que llegaban a Veracruz, con destino a la capital.
En la actualidad uno de los aspectos que hacen de Puebla especial es la artesanía de cerámica talaverana, con la que no solo se hacen objetos de decoración, sino que también hermosos azulejos con los que se engalanan fachadas y bonitas tejas esmaltadas para los tejados.

El esmerado arte de la elaboración de tan apreciada y cotizada cerámica vidriada, lo introdujeron los monjes dominicos de Talavera de la Reina en el siglo XVI. La producción de una pieza genuina de cerámica talaverana lleva seis meses.

Nuestra visita a consistido en callejear tranquilamente por sus elegantes calles, recreando nuestra vista con originales casonas ricamente ornamentadas.

Por supuesto Puebla tiene una majestuosa catedral y una docena de iglesias, como viene siendo costumbre en todas las ciudades visitadas hasta la fecha.

Un lugar interesante es la biblioteca Palafoxiana, integrada por 50.000 volúmenes históricos, ubicada en el palacio episcopal.

También hay bonitas mansiones coloniales con fachadas profusamente decoradas con azulejos talaveranos, como la Casa de los Muñecos, con grandes mosaicos de bailarines, y la Casa del Alfeñique con yesería y cerámica combinada que forma un diseño de los más original y vistoso.

En nuestra particular exploración, hemos descubierto la Plaza de los Sapos, una tranquila y fresca plazoleta con un curioso mercado de antigüedades y cosas viejas (algunas de ellas verdaderos trastos) o artefactos como suelen llamarlas en México. He comprado libros de segunda mano por primera vez en mi vida, y la verdad que me ha gustado, pues he encontrado un ejemplar de una novela ambientada precisamente en Puebla y además dedicada por  el autor !!!!

También hemos dado con el barrio de los artistas, un rincón bohemio lleno de pequeños talleres de artistas, sobretodo pintores, que muestran su trabajo a los curiosos que se acercan hasta allí. El lugar goza de un ambiente sosegado y distendido, con acogedores cafés donde disfrutar de una cervecita fresca al final del día.

Nos marchamos de Puebla para acercarnos a una población muy próxima, Cholula, donde visitamos unas ruinas arqueológicas en las que se encuentra los restos de la mayor pirámide de Mesoamérica de 65 m de altura (tan solo un metro más que la gran pirámide del Sol en Teotihuacán), sobre los cuales se edificó la Iglesia Nuestra Señora de los Remedios. De la pirámide, en realidad, solo se puede visitar y apreciar los 8 km de túneles, descubiertos en su interior. Nos paseamos por el tramo de ellos abierto al público, sin que presenten demasiado interés.
Desde el atrio de la iglesia se disfruta de una de las vistas panorámicas más espectaculares de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, el segundo y tercer pico más alto del país.
En especial el "Popo" es impresionante, con un cono perfecto y desafiante y,... echando humo o gases densos en abundancia por el cráter. Es la primera vez que vemos algo así. A nosotros nos parece espeluznante, pero a los aldeanos no parece inquietarles lo más mínimo, pues parece ser que esta situación se viene repitiendo desde hace varios años. No obstante la ascensión al volcán está prohibida por peligro de actividad volcánica.

Según cuenta la leyenda "Popo" e Iztaccíhuatl eran dos enamorados que vivieron y sufrieron una trágica historia de amor al estilo Romeo y Julieta, que concluyó convertidos ambos en montañas; se dice que Iztaccíhuatl, que era la dama, tiene forma de doncella tumbada, nuestra sensibilidad no ha captado la sutileza de las formas por mucho que lo hemos intentado.

Existe un paso entre ambos volcanes, llamado el Paso de Cortés, desde el cual se pueden apreciar más de cerca los impresionantes picos. Sin saber muy bien donde nos metíamos, nos hemos atrevido a emprender el camino... sorpresa !!!! ante nosotros una horrible pista sin asfaltar, pedregosa, polvorienta y con mucha pendiente. Que pesadilla!!!! kilómetros interminables de suplicio, con los dedos cruzados para no volcar la caravana. Gracias a la pericia del chófer, Luís, que ha mantenido la calma en todo momento, y ha gestionado la situación con gran maestría, llegamos por fin al punto más elevado de la ruta, el Paso de Cortés, a nada menos que 3.700 m de altitud, casi nada, eh?
Las vistas son espectaculares, majestuosas, aunque, con sinceridad, de haber sabido el estado de la "carretera" de acceso, creo que nos lo hubiéramos planteado seriamente, pues el riesgo de avería o de dañar cualquier parte del vehículo en estas condiciones, es tan alto, que es más que probable que hubiéramos descartado la aventura.
Por suerte, el descenso es más fácil, pues la carretera esta vez está correctamente asfaltada. A todos se nos escapa un suspiro de lo más expresivo, ufff !!!!!!

Para continuar nuestro viaje, hemos decidido dedicar un tiempo a recorrer parte de La Ruta de los Conventos, un circuito rural a través de 11 monasterios franciscanos, dominicos y agustinos del siglo XVI, patrimonio de la UNESCO. Nuestro trayecto nos llevará a visitar seis de ellos.
Los pueblos en los que se encuentran localizados son aldeas del interior, algunos de ellos bien bonitos otros menos interesantes. Los monasterios austeros, de estilo plateresco, con claustros sombríos y silenciosos.
En el pueblo de Hueyepan coincidimos con un circo y decidimos asistir a la sesión de las 19 h con nuestro peque. Estaba encantado con las actuaciones, con los animales, que incluían un león, y disfrutó como un enano con los payasos. Qué tendrá el circo que tanto emociona y entusiasma a grandes y pequeños? Fue una velada original y diferente para todos.

De nuevo en carretera rumbo a Oaxaca, capital del estado del mismo nombre. Oajaca, como la llaman en México, es una ciudad muy viva y llena de movimiento y actividad. Aunque a mi personalmente, no me agradó demasiado al principio, tengo que reconocer que conforme iba descubriéndola más me gustaba.

Patrimonio de la UNESCO, forma parte de las grandes villas coloniales del país; una de las mejor conservadas i cautivadora en opinión de muchos. Conserva cierta atmósfera provinciana debido en parte al peso cultual de su nutrida población indígena.
Como viene siendo habitual, en Oaxaca encontramos una animada Plaza de Armas y una imponente catedral, alrededor de la cual gira la vida más agitada de la ciudad.
Cuna de Benito Juárez, líder de la Reforma mexicana y uno de los políticos más populares y queridos de todos los tiempos.

Tanto el mercado municipal de abastos, como el mercado Juárez, son una verdadera locura de puestos y tenderetes donde se puede comprar de todo : artesanía, joyas, ropa, calzado, instrumentos musicales, comida... y regatear  más en zapoteco y mixteco (lenguas indígenas) que en español.

Una iglesia destaca de entre todas las existentes en Oaxaca, la de Santo Domingo. Es una verdadera maravilla de fachada barroca, cuyo interior deslumbra nada más pasar la puerta. Una sublime amalgama de gótico, románico, barroco y morisco con yesería dorada y estuco policromado que sorprende y cautiva por su belleza y harmonía.

Los barrios que rodean la iglesia de Santo Domingo, son mucho más tranquilos que los del centro y en mi opinión tienen mucho más encanto, pues te permite disfrutar del paseo más relajadamente. Pequeñas plazoletas como la de Labastida te ofrecen un merecido descanso, a la sombra de frondosos árboles, frente a una refrescante fuente, rodeada de bellas y bien conservadas casonas coloniales. Todo un placer de lo más poético.

En los alrededores de Oaxaca existe el mayor yacimiento arqueológico de la civilización zapoteca, Monte Albán. Su visita debe de ser muy interesante, pero teniendo en cuenta que nuestro itinerario inicial incluye un buen número de ruinas por conocer, declinamos la posibilidad de añadir una más. Algo hay que dejar por explorar en nuestra próxima visita a México !!!!

Dejamos Oaxaca para allegarnos al pueblo de Tule, en las inmediaciones de la capital, famosa por tener uno de los mayores árboles del mundo: el Tule, de la familia de los cipreses, con 2000 años de antigüedad, 14 m de diámetro y 800.000 m3 de madera. Todo un gigante que desafía con valentía el paso del tiempo.

Rumbo hacía el sur, hacia el Océano Pacífico, para disfrutar de unos días de playa y relax. En el camino hacemos varios altos para visitar algunas curiosidades que se nos presentan.

El monasterio abandonado de Cuilapan de Guerrero, y algunos pueblos de tradición artesanal donde se elaboran los "alebrijes" hermosas tallas de madera ricamente decoradas con pinturas miniaturizadas en vivos colores.
Tanto nos han seducido los alebrijes, que hemos visitado varios pueblos y muchos talleres para disfrutar y aprender las técnicas que los propios maestros artesanos amablemente te muestran. Ha sido imposible no sucumbir ante el deseo de comprar varias piezas, aunque no tantas como las que hubiéramos querido.
En uno de los talleres nos han explicado detalladamente todo el proceso de elaboración de un ejemplar, desde la tala de los árboles, cuya madera se utiliza, el copán,  hasta los métodos de obtención de los tintes naturales de origen mineral y vegetal y por fin la compleja fase de decoración con motivos y simbología zapotecos. Todo ello por supuesto a mano, a manos expertas en cada una de las fases de elaboración. Sorprendentemente maravilloso ! Cuánto arte y talento !

Antes de continuar me gustaría hablaros de las carreteras mexicanas. Hay tres tipos de carreteras : las autopistas de cuota (de pago), las federales libres  (nacionales gratis) y las locales (asfaltadas o no).
Las autopistas suelen estar mal indicadas, son carísimas (10 €/100 km) y pueden estar en malas condiciones. Imaginaros el estado del firme que en algunos tramos la velocidad máxima es de 80 km/h.
Las carreteras federales suelen tener un asfalto deficiente y en algunos estados son muy tortuosas; sin embargo, lo peor, es que pasan por todos los pueblos habidos y por haber y están llenas de topes. Y os preguntareis, ¿qué son los topes?. Pues bien, los topes son el símbolo automovilístico, por excelencia, del país. Debido a la conducción temeraria de los mexicanos y su falta de respeto por los límites de velocidad, el país entero está sembrado de "topes", badenes, algunos de ellos casi infranqueables que te desmontan medio coche, pues para colmo no suelen estar señalizados y apenas si son visibles.
Para que os hagáis una idea de cómo pueden llegar a ser un incordio, el promedio de velocidad de muchas de nuestras jornadas es de 35 o 40 km/h; teniendo en cuenta que la circulación de noche es poco o nada aconsejable, los desplazamientos se hacen a veces largos y pesados.
Eso si, alrededor de los topes se ha desarrollado un comercio floreciente, pues en cada uno de ellos se han instalado tenderetes de venta de todo o casi todo, aprovechando la parada forzosa de los vehículos. A menudo resulta un método eficaz para preveer los topes a distancia.
El tercer tipo de carretera, las locales, son como las federales pero mucho peor, si cabe, pues son más estrechas y recónditas.

En definitiva que conducir por México es de todo menos un placer. Ni siquiera puedes disfrutar tranquilamente del paisaje, pues, entre topes, agujeros, gente, pueblos y tenderetes, te faltan ojos para mirar por dónde conduces. Este es el mayor motivo por el cual, después de una jornada de conducción, acabas terriblemente fatigado.

Después de esta introducción, explicaros que la ruta de Oaxaca hasta las playas del estado, ha sido una horrible pesadilla. Subir, subir y subir hasta 2.500 m de altitud, para acto seguido bajar, bajar y bajar hasta el nivel del mar. La "carretera", por llamarla de alguna manera,  absolutamente bordada de curvas cerradas, con múltiples desprendimientos de tierras, sin señalización, con tráfico, dadas las circunstancias, bastante denso y por supuesto agujeros, topes, niebla, polvo, lluvia y transeúntes suicidas de por doquier.  Para cerrar los ojos y desear estar en otro lugar. Por suerte y como no hay mal que cien años dure, conseguimos, por fin, llegar a la playa.

Para nuestra estancia playera escogemos el pueblo de Zipolite, una pequeña aldea turística de ambiente bohemio, con más de un hippie demodé, pero sencilla, nada sofisticada, relajada y distendida.
El océano Pacífico, no ofrece demasiadas condiciones para el baño, pues con grandes olas y fuertes corrientes, resulta peligroso y poco aconsejable. Aprovechamos para jugar, descansar y tomar el sol en una de las pocas playas de todo el país en la que se autoriza el nudismo.

Tras recuperar fuerzas durante unos días de no hacer nada, ni visitar nada, ni conducir nada, ni pensar en nada... emprendemos de nuevo nuestro itinerario, rumbo al estado de Chiapas.

Por el camino, atravesamos una zona llamada La Ventosa; no es por azar que  se la llama así, en ella se localiza el que sea, probablemente, el mayor parque eólico del país. Las ráfagas de viento cambiante eran tan grandes, que incluso circulando muy despacio, hacían zozobrar la caravana. Era necesario extremar la prudencia para no encontrarnos fuera de la carretera o volcar.

 
 
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