EPISODIO 10 - Voyage autour du monde de la famille LOPEZ RUBIO à bord de CABRANIA

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EPISODIO 10

EL DIARIO DE ANGELES

De nuevo en carretera, nos espera Costa Rica, el penúltimo país en nuestro periplo.
Después de dos horas de trámites fronterizos, entramos en el país y nos dirigimos directamente a Playa del Coco, en la costa del Pacífico, para descansar y disfrutar del mar y el sol.
Aunque la arena no es blanca, ni siquiera dorada, sino negra y poco agradable pues se pega un montón, hemos tenido suerte encontrando un buen lugar donde aparcar y pernoctar, justo delante de la playa, bajo una buena sombra y con duchas públicas. Todo un lujo !!!!
Como podéis ver una parte importante del éxito de nuestras las visitas, reside en el hecho de encontrar un emplazamiento tranquilo, sombreado donde podamos aparcar sin ser molestados y pasar la noche. Tampoco es pedir mucho, el resto nos lo procuramos nosotros mismos.

Después de nuestro merecido descanso playero, tomamos rumbo al Parque Nacional Volcán Arenal.
La carretera de acceso es estrecha, tortuosa, pero bordeada de una vegetación tropical excepcional, con unas espléndidas vistas sobre la Laguna Arenal, un lago natural de aguas azul intenso. Una verdadera maravilla, todo lleno de flores de formas caprichosas y vivos colores, plantas exuberantes de un verde brillante... y como telón de fondo el soberbio volcán Arenal, una maravilla donde las hay.
Aunque su altura no es mucha, apenas 1633 m, la forma perfecta de su cono, es impresionante, una belleza que impone respeto.
Dormido hasta 1968, cuando una gran erupción destruyó todo cuando encontraba a su alrededor; otra gran erupción tuvo lugar más recientemente en 1992 que ha dejado grandes coladas de lava.
La visita en el parque nacional no ofrece demasiado interés, pues la condición de actividad del volcán, reduce las excursiones a la falda del mismo. Lo realmente excepcional es divisar la imponencia del cono.
En las proximidades del parque se ha creado un importante tejido turístico, con una concentración inhabitual de hoteles, residencias, restaurantes, actividades complementarias, tiendas de souvenirs, etc... que atienden a la gran cantidad de turistas que acuden atraídos por el volcán; un verdadero negocio al estilo yanqui.
En la zona existen también muchos centros balnearios con aguas termales. De casualidad hemos dado con un río de agua termal, en donde bañarse resulta de lo más divertido y reconfortante, en un entorno natural bien bonito.
Resulta ser bastante popular, y está muy frecuentado tanto por "ticos", gentilicio de los costarricenses, como por gringos traídos hasta aquí para darse un remojón y listo.

Dejamos atrás el volcán Arenal para dirigirnos a otro volcán, el Poas. La carretera de acceso nos conduce por valles de una belleza abrumadora. Es un paisaje exótico, de densa vegetación exuberante; una verdadera selva tropical habitada por muchos animales salvajes que se dejan ver si observas atentamente.
Plantas con hojas de tamaños tan descomunales, que parecen auténticos parasoles de playa; cascadas salvajes, y sube que sube hasta llegar a 2.200 m de altitud.
Una maravilla para los sentidos, un placer indescriptible. Al llegar a la parte más alta, qué espectáculo más espléndido nos aguarda, a nuestros pies un fértil valle de verdes praderas y abundantes pastos, con colinas ondulantes  salpicadas de granjas al más puro estilo europeo; se diría que nos encontramos ante cualquier lugar de Asturias o Galicia,  o Suiza.
En la carretera nos hemos detenido a comprar un pedazo de queso, elaborado al estilo casero, y unas sabrosas fresas; estamos en el país de las fresas y las vacas. Delicioso!!!!!

Mañana nos espera la visita al volcán Poás. A simple vista se observa que este parque está menos masificado que el anterior, pues no existe tanta densidad de servicios turísticos alrededor de la atracción, lo cual lo hace más natural y auténtico.
El volcán Poás es un viejo volcán, que se caracteriza por ser un estratovolcán activo, es decir, no se observa el típico cono, pues el paso de los años y la acción de las múltiples erupciones lo han ido desfigurando hasta hacerse nada visible. A través de un sendero se visita el cráter, en el fondo del cual existe una laguna, a veces color esmeralda, de aguas muy ácidas, en donde las constantes fumarolas denotan el palpitante crujir de la inquieta naturaleza del volcán.

También se puede recorrer otros dos senderos : el primero para visitar la laguna Botos, antiguo cráter volcánico, rodeada de un hermoso bosque nuboso. El bosque nuboso es aquel que capta gran cantidad de agua de lluvia que, junto con las altas temperaturas del entorno, hacen posible una importante condensación que envuelve todo el bosque en una densa capa de neblina o bruma muy presente en el ambiente.
Las plantas que lo conforman no son de gran tamaño y sus troncos están retorcidos debido al efecto del calor desprendido por la acción volcánica y las condiciones ambientales de gases emitidos a la atmósfera.

Nuestro próximo destino es otro parque nacional, el Manuel Antonio, de pequeña superficie pero uno de los más visitados del país. Consiste en un espacio de bosque tropical, rico en fauna y flora, que engloba una playa salvaje salvaguardada bajo el área de protección del parque. Existen varios senderos que se internan en el parque que te permiten la observación de la flora, totalmente exuberante y exótica, y los animales que viven en este entorno; pero hay que ser realista y las posibilidades de ver muchos animales desde los senderos señalizados, son pocas. Con un poco de suerte puedes llegar a descubrir iguanas, lagartos, monos caras blancas, mapaches y un oso perezoso. En el caso de éste último, Luís opina que debe estar atado al árbol, para que sea fácil localizarlo y el turista lo pueda ver, de manera que se sienta reconfortado y no se vaya desilusionado del parque. En cuanto a los monos y mapaches, no son nada tímidos y se acercan sin ningún temor a ver si pillan algo de comer.
La playa, salvaje, con cocoteros, de fina arena dorada, agua calentita azul intenso... hace las delicias de cualquiera.

A pesar de no ser un país muy grande, Costa Rica cuenta con una gran cantidad de parques nacionales, a imagen y semejanza de los EE.UU. Sin embargo el coste de las entradas es elevado (10 $ USA por persona/día), los servicios escasos y los atractivos reales cuestionables, pues la mayoría explotan el paisaje selvático y la observación de la fauna, bien poco probable.

Después de nuestra visita a Manuel Antonio nos dirigimos a la Playa Dominical para una nueva jornada de playa.

Nuestra estancia en Costa Rica toca a su fin y nos dirigimos a la frontera con Panamá, último país de nuestro recorrido previsto.

Costa Rica es un país extremadamente frecuentado por turista norteamericanos, que han echo del país una colonia yanqui : comercios, restaurantes, hoteles, oferta turística... todo está pensado para satisfacer los deseos yanquis. Los precios en general son muy altos; la cesta de la compra está al nivel de precios de Andorra o incluso más, a pesar de la abundancia en frutas y verduras que ofrece la extensa explotación agrícola nacional.
Lo hemos comentado con amables costarricenses que se prestan a la conversación y nos han ratificado el alto nivel de precios del país, que hace la vida muy difícil para los paisanos, que ven como el consumo de ciertos productos, carne, lácteos, les resulta prohibitivo, o bien, se ven obligados a limitar a una comida, toda la ingesta de alimentos diaria.
Cierto es, que la industria turística está muy desarrollada y que hasta el momento resulta muy rentable, pero no hay que olvidar que los abusos pueden acabar con la gallina de los huevos de oro.

Después de casi tres horas de trámites fronterizos, por fin entramos en Panamá, última etapa del viaje.

Empezamos nuestro recorrido por tierras panameñas, por el valle de Boquete, la zona más alta y fría del país. A esta zona la llaman la Suiza panameña, porque su paisaje recuerda a la zona alpina. Son valles muy fértiles, con abundante selva frondosa y campos de hortalizas y café que se encaraman en las empinadas laderas de las montañas. El paseo por los cafetales es una bonita experiencia, sobretodo porque se trata de cultivos poco habituales para nosotros.
La estrella de la zona es el volcán Barú, el pico más alto del país; nuestra intención era visitarlo, pero nuestro deseo ha resultado infructuoso pues la ascensión es dura y requiere de 12 horas de marcha. Creo que Ion no va estar de acuerdo, en absoluto!!! mejor ni se lo proponemos.
Por el contrario hemos hecho un bonito recorrido en coche que recorre toda la zona, para tomar buenas vistas de los paisajes.
Boquete, el pueblo más importante, resulta ser un centro turístico muy concurrido, sobretodo por visitantes estadounidenses, algunos de ellos afincados por estas tierras. También hay algunos europeos desperdigados, que han huido del Viejo Continente, para refugiarse entre estas montañas.
El pueblo en si no presenta ningún interés particular, más allá de ser la base de partida para la exploración del volcán.

Dejamos Boquete para dirigirnos a Playa Santa Clara, una de las más recomendables de la costa pacífica. Hemos pasado unos días de tranquilidad y sosiego, que también hemos aprovechado para ir haciendo algunos preparativos para nuestro regreso.

Panamá es el país más moderno y desarrollado de todos los Centroamericanos. La influencia norteamericana, cuya presencia y acción estuvieron presentes durante largas décadas en el país, se nota incluso en su moneda el balboa, que cotiza a la par que el dólar USA.
El nivel de precios es alto, similar al de Costa Rica. Su mercado turístico está dominado por la presencia estadounidense, con gran número de residentes de esta nacionalidad; por tanto, existen todas las infraestructuras necesarias para que este tipo de cliente se sienta cómodo, como en su casa.

En Panamá existe una gran población indígena, divida en cuatro grandes étnias. Sería interesante visitar las zonas donde habitan, pero resultan ser áreas del país muy mal comunicadas, con pocas o ninguna ruta de acceso rodado. Son lugares tan inhóspitos, que algunos de ellos requieren de salvoconductos especiales para ser visitados.

Así pues nos dirigimos a la capital, Ciudad de Panamá, una gran metrópoli desarrollada alrededor del comercio proporcionado por el Canal de Panamá.

Lo primero que visitamos es el Canal. Inaugurado a primeros de agosto del 1914, este año se celebra el centenario de su construcción por parte de los norteamericanos que lo explotaron durante 88 años, hasta que su soberanía fue devuelta al pueblo panameño el 31 de diciembre de 1999.
Su construcción duró 10 años; la obra se entregó 6 meses antes de lo previsto y el coste final, financiado totalmente por capital norteamericano, fue de 300 millones de dólares, ligeramente inferior al monto presupuestado.
Carlos V fue el primer visionario que valoró las grandes posibilidades comerciales y de comunicación que representaba encontrar un paso entre los océanos Atlántico y Pacífico. Sin embargo fue una sociedad francesa, encabezada por el ingeniero Lesseps, artífice del canal de Suez, quien inició las obras a finales del 1800. Las grandes dificultades del terreno y las enfermedades tropicales, que se cobraban vidas diariamente entre los trabajadores, unidas a problemas económicos, llevaron a la quiebra a la sociedad y las obras quedaron estancadas.
Los norteamericanos las reemprendieron poco después y reestudiaron el proyecto, introduciendo grandes novedades en el diseño del canal.

Para la conexión entre ambos océanos se hacen necesarias tres baterías de esclusas : Gatún en el Atlántico, Felipe Miguel y Miraflores, en el Pacífico. En total hay que salvar una altura de 26 m, en 80 km de recorrido. Los grandes barcos que circulan por el canal emplean de 8 a 10 horas en cruzarlo y su costo representa 100 veces menos, que dar la vuelta por el Cabo de Hornos, al sur del continente de Suramérica.

Diariamente lo cruzan entre 25 y 30 embarcaciones que circulan, por la mañana dirección Norte-Sur y por la tarde Sur-Norte, con un funcionamiento de 24 h.

En la actualidad se está trabajando en la construcción de un nuevo conjunto de esclusas en un tramo de canal paralelo al existente, que permitirá el cruce de embarcaciones mayores. Su finalización está prevista para el 2015 y su costo 7.000 millones de dólares.

En la esclusa de Miraflores hay un centro de visitantes con una buena exposición, muy didáctica, se proyecta una filmación 3D y hay también una terraza-mirador desde la cual se pueden ver cómodamente el paso de los grandes buques a su paso por la esclusa.

Nuestra próxima visita será el centro histórico de Panamá, reducido, básicamente, al barrio de San Felipe.
Panamá es una ciudad que sorprende por varios aspectos : dispone de un distrito financiero compuesto por grandes y modernos rascacielos, que le dan un aspecto de lo más cosmopolita, pero lo curioso es que los barrios suburbiales, de prácticamente chabolas, están casi dentro de dicho distrito; el contraste es brutal y muy poco habitual en ciudades de este tipo, donde los suburbios están a las afueras.
Otro aspecto que llama la atención es la gran cantidad de basura y suciedad que se acumula por doquier, calles sin aceras, con un pavimento deplorable. Y grandes extensiones de barrios de "favelas" en el corazón mismo de la urbe.
Para terminar lo que se llama centro histórico, recuerda a la Vieja Habana, de sabor añejo y pésimamente conservado, con la mayoría de sus edificios en estado ruinoso, salvo algunos que han sido o están siendo renovados. Es cierto, que se percibe el pasado glorioso de esta ciudad, pero la mala calidad de la construcción y la falta total de mantenimiento, ha acabado con el esplendor de épocas pasadas. Sin duda hay mucho trabajo que hacer, lo que no sé, es si hay dinero suficiente para sufragarlo, e interés real.

No puedo decir que Ciudad de Panamá haya sido de nuestro agrado, nos ha parecido una ciudad con grandes pretensiones y pocas voluntades oficiales. Aquí los que mueven el money son la inversión privada, que sigue especulando con las dos grandes realidades del país : el canal y la consideración de paraíso fiscal.

Durante los 88 años de explotación del canal por parte de los norteamericanos, una zona de país fue territorio soberano de EE.UU. La herencia de esas décadas todavía se deja sentir profundamente en todos los aspectos que rigen la vida cotidiana : aunque la moneda oficial es el balboa, cuya cotización es a la par con el dólar USA, el uso del dólar US es tanto o más habitual en cualquier transacción oficial o no; el país sigue siendo una segunda residencia habitual para ciudadanos estadounidenses, y una plaza empresarial y bancaria cotizada.

Los gobernantes han creado en el sentir popular, un sentimiento de orgullo nacional, basado única y exclusivamente en la titularidad del Canal, que hace que los panameños se sientan superiores al resto de centroamericanos. En cierto modo, es como si hubieran perdido algo de su propia identidad, pues se miran en el espejo norteamericano, modelo que aspiran emular.

Directamente están subidos en el dólar y la vida resulta cara incluso para nosotros. No tengo ni idea de como se las arregla una ama de casa panameña para llegar a fin de mes, con el salario del marido como único recurso económico, pues las mujeres no trabajan. Por el aspecto  ruinoso de las viviendas, yo diría que bastante mal. Lo único barato es la ropa y el calzado; la comida, los alquileres, los transportes... son caros. Eso si, la ciudad vista des del aire parece un denso bosque de antenas parabólicas; me pregunto, cómo se sostienen la mayoría de ellas sobre tejados es un estado tan lamentable, que ofrecen dudas más que razonables.

Creo que una zona más interesante, que la capital y sus alrededores, es la región de Darién, donde habitan una parte muy importante de los pueblos indígenas de Panamá, que conservan su modo de vida ancestral y son fieles a sus costumbres y credos. La lástima es que esta área está muy mal comunicada y resulta abrupta, lo cual dificulta mucho su exploración. Está vez no ha podido ser, pero si tuviera que volver a Panamá, sin duda dedicaría esfuerzos ha poder llegar hasta allí.

Los trámites y preparativos para dejar nuestra Cabrania depositada en un lugar seguro en Panamá, nos han llevado cinco largo y duros días de intensas gestiones y trabajos, de aquí para allá. Ahora por fin está a buen recaudo, eso esperamos y deseamos; la despedida ha sido emotiva, pues dejar la casita de los últimos nueve meses no ha sido fácil.

Hasta pronto, Cabrania, deseamos estar de nuevo contigo en breve!!!! Por suerte Ion ha dejado como guardianes a su león Simba y a su perrito Dálmata, con los que mantendremos contacto regularmente para tener noticias sobre cómo van las cosas por Panamá en nuestra ausencia.

 
 
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